1. El sacerdote que me amó


    Fecha: 01/12/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Yo soy una mujer de 35 años, mi esposo un hombre maduro con un pequeño negocio que atiende casi todo el día, tenemos dos hijos, salvo los problemas que normalmente tiene un matrimonio, nuestra relación iba sobre ruedas, de sexo no se diga, yo me considero una mujer muy fogosa y mi esposo es un experto en todas esas artes, yo me casé muy joven con él y prácticamente no sabía nada de sexo, pero él me enseñó todo lo relacionado y lo practicábamos regularmente y me hacía gozar de mil maneras. Hasta que apareció en mi vida José Luis, un hombre de 36 años, blanco, atlético y atractivo, pero lo malo es que es un sacerdote católico.Todo esto sucedió en uno de tantos municipios que tiene Jalisco, en esos días yo sentía la necesidad de buscar ayuda espiritual ya que consideraba que andaba cargando algunos problemas y necesitaba desahogarlos, y qué mejor que acudir a la iglesia con un sacerdote, cuando lo vi le dije que me quería confesar, me dijo que hiciera un examen de conciencia y regresara nuevamente, cuando me despedí de él, me estrechó suavemente y me dio un beso en la cabeza, hice algunos intentos de hablar con él en varias ocasiones y él me daba evasivas, pero en cada una de ellas me daba un ligero abrazo y un beso en la cabeza, ya se que había otros sacerdotes para ello, pero yo quería confesarme con él, además de que me gustaban sus chiqueos, y en la última de ellas, un domingo, nos dimos nuestros números telefónicos para ponernos de acuerdo, quedamos que le hablaría al día ...
    ... siguiente, así lo hice y me citó para el martes en su oficina, se me hizo raro que no haya sido en el confesionario pero no le di importancia, así que cuando llegué me pasó y cerró la puerta, después me di cuenta que tenía puesto el seguro, me ofreció asiento, él se sentó en su escritorio frente de mi y preguntó qué me pasaba, entonces empecé mi relato y a desembuchar mis penas, sentía tanto peso encima que no soporté y me puse a llorar inconsolablemente, enseguida se acercó a mi y empezó a consolarme estrechándome fuertemente junto a él, me dijo que estaba muy tensa y empezó a darme masaje en el cuello y los hombros, para entonces todavía no me daba cuenta con qué ojos me miraba, ni que me estaba trabajando muy sutilmente para que yo cayera en sus redes, por eso tanta evasiva de entrevistarme, pero sí buscaba el contacto físico por eso los besos y abrazos, pero el masaje realmente lo sentía riquísimo. Entonces me dijo: ven vamos allá arriba ya estando ahí me di cuenta que era su recámara, y continuó consolándome, para esto estábamos frente a frente y me estrechó entre sus brazos, fue cuando sentí sobre su pantalón toda su virilidad, y se me ocurrió preguntarle si había tenido relaciones sexuales alguna vez y contestó que a los quince años se fue al seminario y se olvidó de todo eso, - y cuando tienes erecciones, ¿qué haces? -nada, lo dejo pasar y me olvido de todo, es como cuando a ti te llega la menstruación te llega y ya, para entonces ya se me habían olvidado mis penas y ...
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