1. Con mi amiga Ileana


    Fecha: 02/12/2017, Categorías: Confesiones Autor: arandi, Fuente: RelatosEróticos

    ... que Federico disfrutaba de mi trabajo. Las dos jugueteamos con el falo pasándolo por nuestras bocas. A veces era ella quien se ocupaba del tallo mientras que yo le chupaba las bolas, y otras al revés. Hubo momentos que incluso nuestras bocas se tocaron. A mí me dio vergüenza pero a Ileana creo que no. El caso es que dejamos aquel pene súper mojado, escurriendo de nuestra saliva. Federico se incorporó con clara intención de penetrar a mi amiga y yo me hice a un lado. Pensé que era buen momento para, ahora sí, dejarlos solos; eso era cosa de dos. Además temía que en cualquier momento regresara Doña Victoria y nos descubriera allí. Sin embargo, Ileana me detuvo tomándome de un brazo, al mismo tiempo que le habló a su novio. �¿Te cogerías a Yose? Anda, a ella nunca le han sacado un orgasmo. Yo le he dicho que tú eres bueno para eso, que a ti no te falla. �¿De verdad nunca has disfrutado de un orgasmo? �me interrogó inmediatamente Federico. �¡Ileana! �le grité avergonzada y en tono de reclamo a mi amiga. La sangre se me acumuló en las mejillas por la vergüenza. Federico, dejando a Ileana, se acercó a mí y tomándome del mentón levantó mi rostro avergonzado para que yo lo viera. �No te sientas mal. No hay de qué avergonzarse. Vergüenza deberían sentir los chicos que no te han sabido dar una buena cogida �con cachondez me dijo. Federico se inclinó lo suficiente como para besarme y yo lo dejé hacerlo, olvidando, incluso, la presencia de mi amiga. Cerré los ojos disfrutando de aquel ...
    ... húmedo y cálido beso que ese chico tan guapo me daba. Me indicó que me inclinara sobre la mesa y que lo esperara con los ojos cerrados. El muy cabrón aprovecho y me tomó una foto en esa absurda posición. La verdad era que sí. Como le había confesado a mi amiga, nunca ningún chico, ya fuera novio o amigo, con quien hubiese tenido sexo me había provocado un orgasmo. Ileana me decía que su novio le provocaba más de uno en cada ocasión que lo hacían y yo no le creía, pero ahora tendría la ocasión de comprobarlo. Cuando abrí los ojos vi que mi amiga, lejos de estar celosa, nos veía con lascivia mientras que su novio, Federico, ya comenzaba a bajarme mi pantalón con todo y mis pantaletas. Así, sin desnudarme por completo, sólo dejando mi culo al descubierto, se inclinó sobre mí y con su tieso y carnudo miembro, de una estocada me empaló. El muy cabrón lo tenía tan grande que me dolió, debo decirlo, pero poco a poco comencé a disfrutar de aquel invasor que se deslizaba abriéndose paso a través de mi delicada y estrecha intimidad. Era delicioso. Federico no dejaba de metérmelo cambiando de velocidad esporádicamente. Era notorio que aquel chico no se cansaba rápido y, a diferencia de los chicos con quien antes había cogido, no parecía buscar únicamente su propia satisfacción deseando eyacular y ya. Federico sabía proporcionar placer y eso me gustó. Me estuvo dando por varios minutos. Sin saber cómo, en un momento cuando él aceleró el ritmo de sus metidas, la fricción me provocó una ...