1. El zoco (Peli)


    Fecha: 13/12/2017, Categorías: Fetichismo Primera Vez Tabú Autor: gantz265, Fuente: xHamster

    ... retrovisor, solo apartaba los ojos de los cimbreantes pechos de mi madre cuando alguno de los múltiples baches de la carretera me obligaba a lucir involuntariamente mis candorosas braguitas rosas, dada la brevedad de la minifalda.Como me hacia gracia su fijación por ver mi ropa interior, deje que se alegrara la vista solo con dejar de colocarme bien la ropa cada vez que saltaba en el duro asiento, para alegría del sujeto, que pudo disfrutar así de unas preciosas vistas de mi lencería juvenil durante el resto del recorrido. Pero nada mas entrar en el zoco de la vieja ciudad la cosa se puso del todo imposible, no era solo por la increíble multitud que abarrotaba el entramado de estrechas callejuelas, era por la decena de chiquillos, jóvenes, y hasta adultos, que nos rodeo de inmediato para tratar de vendernos mil cosas diferentes que, la mitad de las veces, no alcanzábamos siquiera a identificar. Al ver que nosotras no les gritábamos para que se apartasen, como hacían los demás turistas, estrecharon mas el cerco humano a nuestro alrededor.Capitulo 2: ¿M/F, ¿M/f, CPronto empece a notar algunos roces mas que sospechosos por las partes blanditas de mi anatomía, pues parecía que las redondeces de mi cuerpo tenia imán para sus manos. Me gire para decirle a mi madre lo que me pasaba pero ni siquiera acerté a llamarla por su nombre, pues me quede con la boca abierta, como una boba, mientras veía como un jovenzuelo trataba de venderle un collar. No era por la insistencia del árabe ...
    ... por lo que me había quedado tan cortada, era por la audacia con que este situaba el collar entre sus pechos, para mostrarle lo bien que le sentaba. Lo mas raro del caso es que a mi madre no parecía ofenderle que el jovenzuelo lo apoyara en sus mullidos senos, usando sus hábiles dedos para evitar que se cayera, mientras insistía en la venta.Mi padre solo tenia ojos para su lioso plano, mientras buscaba las calles adecuadas y no veía como yo que los atrevidos magreos del chico habían terminado por endurecer los sensibles pezones de mi madre. Tanto es asi que ahora se le marcaban descaradamente en la fina tela, clareándose sus oscuros botones de tal forma que se le veían con nitidez hasta desde donde estaba yo. Mi madre apenas había logrado convencer al chico de que no le interesaba el feo collar cuando ya otro joven ocupaba su lugar, intentando venderle, de forma aun más insidiosa, otro collar similar.Pues el muy pícaro muchacho no se conformo con usar las dos manos para mantener el collar sobre las ondulantes colinas de mi madre, apretándoselas de paso con escaso disimulo, sino que se las ingenio para que los finos abalorios que colgaban del mismo se enredasen en sus puntiagudos pezones, una y otra vez. El árabe, muy solicito, cada vez que esto sucedía liberaba los gruesos diamantes carnosos de mi sufrida madre del incomodo pellizco, jugando descaradamente con ellos al mismo tiempo que lo hacia.No fue ella la que aparto al avispado muchacho de encima, fueron la media docena de ...
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