1. Delito, sexo y venganza


    Fecha: 15/12/2017, Categorías: No Consentido Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... garchar que, creo que se evidenciaron en la mano que le metí al culo de Nadia. Ella me dio un sopapo, justo cuando llegábamos a un amplio galpón en el que entramos. Allí había motos desarmadas, bicis, una mesa, un par de sillas, cajas apiladas, una heladera, cajones con botellas y una cama destendida llena de ropa, y un colchón, entre lo que pude memorizar. También un perro inmenso y rechoncho, el que apenas llegué me olfateó. ¡parece que tu nena es una culo sucio!, mirá como la huele el perro!, le dijo Nadia entre carcajadas al Cuqui, quien enseguida me tiró sobre la mesa, me quitó las sandalias mojadas con pis, lamió mis pies con algo de cariño, y mientras me decía que ahora nadie me iba a salvar me tapó la boca con un pañuelo, me quemó la calza con su cigarrillo y me me dio una chupada de tetas que me hizo despegar de la realidad. Lo vi pelar una pija rígida y gruesa que asomaba de un montón de pelo púbico. Nadia entonces se subió sobre mí con las tetas al aire para petearlo estirando la cabeza. El Cuqui estaba parado y repetíaqu e me iba a coger por todos lados, a medida que el roce de los pezones de esa mugrosa me quemaba el pensamiento. No podía hablar por culpa del maldito pañuelo. Luego siento que su mano me baja la calza con brusquedad, que sus dedos tocan mi vulva y que pronto su palma abierta la masajea sobre mi bombacha, como si fuese un bollo de pan casero. Podía oírla chuparle la pija al Cuqui y decir entrecortadamente: ¡qué conchita tenés mami! Después ...
    ... chasqueó la lengua y los dedos. También silbó. ¡nano, vení chiquito, dale! Nano era el perro torpe y medio rengo que se acercaba a mí tras el llamado de su dueña, quien le indicó: ¡vamos, olele la concha a esta guanaca Nano, lamele todo! Durante unos segundos el perro obedeció, mientras ella continuaba peteando al Cuqui que transpiraba muy concentrado. Hasta que Nano, seguro que molesto por mi afán de querer sacármelo de encima me mordió una pierna y se las tomó ladrando en cuanto Nadia lo echó. El susto me duró un poco, pero ella no dejaba de escupirle la verga al pibe, ni de colarme dedos en la concha. En eso el Cuqui largó una perorata dr mi infancia en el colegio, la que ella oía con falsa fascinación. ¡no sabés lo putita que era ésta! ¡cómo nos tocaba la pija y nos mostraba el calzón! Aparte todos le metían mano por donde quisieran, y ella les daba piquitos, y se franeleaba con todos! Pero cuando la apurabas para garchar se hacía la boludita! A mí y a un par más al menos nos tiró la goma en el baño! nos mostraba las tetas y nos espiaba cuando meábamos! Nadia me quitó la remera y el corpiño. Lamió groseramente mis tetas mientras pajeaba al pibe, quien ahora me recordaba que me gustaba que me dijeran putita al oído. Pronto me vendó los ojos, me quitó el pañuelo de la boca, lo reemplazó con sus pezones desabridos pero hinchados, y llevó mi mano izquierda a la verga del Cuqui para que lo pajee. El pibe estaba en calzoncillos disfrutando de mis apretaditas a su tronco caliente, ...
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