1. Mi debilidad por las maduras


    Fecha: 16/12/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Hakan, Fuente: CuentoRelatos

    ... ya casi no bailábamos separados cuando no estaba punteando por atrás estábamos de frente yo con una pierna entre sus muslos frotándole mi paquete en su pubis, ella me miraba a los ojos cuando hacia esto; la canción terminó y no ponían una nueva por lo que tuve que despedirme momentáneamente. —Gracias por el baile, estuvo muy bueno. —Gracias a ti, estuvo muy rico, más tarde lo repetimos. Ya con esa calentura, me dirigí a la cocina a refrescarme un poco; al entrar la encuentro a la señora Silvia sirviendo bocaditos en una fuente, y le pregunto: —Señora ¿tiene algo fresco para beber? —Sí, aquí hay ponche helado. Joven, de la forma como bailó debe necesitar algo más que fresco, esa señora no tiene vergüenza, la invitan a una fiesta y no sabe respetar la casa —eso lo dijo con un tono de indignación pero yo percibí un poco de celos de su parte. —Pero es normal, señora, a mí me gusta bailar en forma muy alegre y a esa señora también, yo no veo nada de malo en eso. —Una cosa es alegre y otra de la forma que bailaban, parecía otra cosa. —¿Qué cosa señora? —Parecía, muy mañosa esa señora. Entonces me acerque a ella y le puse la mano en el brazo, acariciándoselo le dije: —No se preocupe señora, cuando bailemos seré diferente. —Yo no bailo así, eso me parece de mujeres indecentes. Yo le serví otra copa de vino y se la di, me serví otra al instante. —Por esta noche, vamos a bailar muy rico. —Salud joven, pero ya estará cansado más tarde. —No señora, estoy con ganas de que sea más tarde. ...
    ... Terminamos de beber esas copas y le serví más, luego serví otra ronda, y me dijo: —Ya está bueno sino yo soy la que no va a llegar. —Si llegará señora. La intenté abrazar de nuevo, ella puso algo de resistencia, entonces yo di un paso adelante y la abracé fuerte. —Yo la quiero mucho. Ud. es como una hermana mayor para mí. Ella ante esta confesión se conmovió, y también me abrazó, entonces yo la pegué más a mi cuerpo para lo cual ya estaba completamente empalmado –no dudo en que ella sintió la dureza de mi pene- me froté un momento contra su vientre mientras le repetía al oído que la quería mucho, entonces bajé a su cuello y la besé suavemente. Me separé y le dije: —Vamos por el último brindis —mientras servía una ronda más— Salud señora Silvia. —Salud joven. Fui a la sala a ver como estaba la fiesta y ya algunos invitados se estaban yendo, la señora –amiga de mis tíos- me vio y me hizo una seña para que la saque a bailar, entonces me acerqué a ella y la saqué a bailar, ella no paraba de sonreír, yo le daba vueltas y vueltas y aprovechaba para meterle mano en cada vuelta, ella se reía y me miraba a los ojos cada vez que se pegaba a mi pene y lo apretaba con su pelvis y hasta con su pubis, se volteaba, se volvía a pegar, se frotaba, yo la tomaba por la cintura y ella por las caderas, le dije al oído que estaba muy buena, y que me encantaría estar entre sus muslos, ella me miraba y se sonreía, era ya un baile muy excitante, ya se había subido la temperatura más de lo normal, así, ...
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