1. Mi debilidad por las maduras


    Fecha: 16/12/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Hakan, Fuente: CuentoRelatos

    ... casa estaba de fiesta, todos estábamos risueños y habíamos trabajado por hacer feliz a papa. A los pocos minutos llego mi padre, todos lo saludamos con mucha alegría, hasta la señora Silvia. —Que tenga un muy feliz día, señor Juan. —Gracias Señora Luego llegaron los invitados, llego toda la familia, empezó la fiesta, empezó el baile, empezaron a salir las cervezas, a mi familia le gusta mucho la fiesta, así que no se pierden una, todos estaban allí, incluso mi tío llevo a su esposa y a una amiga de su esposa, una señora de unos cincuenta años pero súper alegre, quería bailar todas las canciones y ella hasta sacaba a los hombres para que bailen con ella las salsas y merengues que se tocaban. La señora Silvia se encargaba de servir los ponches y demás tragos que tomaban las personas que no tomaban cerveza, así como también de abastecer de bocaditos la mesa, yo me acercaba a la cocina a probar algo de lo que ella servía, de paso que trataba de encontrar un acercamiento con ella. —Señora, que rico que está este ponche, tiene que brindar conmigo eh! —No, yo solo lo preparo, no tomo. —Pero ¿por qué no toma? Estamos de fiesta. —No tomo, yo tengo mala cabeza, después me dan ganas de bailar y ahora no se puede. —Pero ¿por qué no se puede? Va a ver que antes de que termine la noche vamos a meternos un baile. —Jajaja Ud. sabe bien que no se puede. —Ahora mismo no, pero más tarde tal vez, pero lo que se puede hacer ahora es brindar. —Está bien —a lo que le serví una copa de vino y me ...
    ... serví una para mí. —Brindemos señora Silvia por nuestra familia, ¿está bien? Porque está claro que Ud. es parte de la familia. —Salud pues joven entonces —me lo dijo esto con mucha alegría y timidez. Entonces, terminamos de beber el vino, me acerqué a ella y la abracé fuerte, la pegué a mi cuerpo con ambas manos, quise que sintiera mi cuerpo a plenitud, ella llevaba el cabello recogido, por lo que su cuello que daba expuesto, yo puse mi nariz en su cuello y respiré su aroma, ella sintió mi cuerpo y yo le acaricié la espalda, no esperé a que se separara, yo me separé de ella, le tomé el rostro con ambas manos y la besé tiernamente en la mejilla. —Dentro de un rato vengo señora, voy bailar un rato. Cuando salí, ya estaban todos bastante avanzados con las cervezas, es más, a la amiga de mis tíos se le notaba ya mareada, ella al verme se paró de su silla y fue a mi encuentro para sacarme a bailar un merengue que ya había comenzado. —Contigo no he bailado —me dijo. Ya en la pista de baile la mujer se movía como una licuadora, algo exagerada pienso yo, pero por el efecto del alcohol a nadie lo escandalizó, más bien todos seguían tomando y conversando o bailando; nosotros bailamos tres canciones seguidas sin parar, yo le daba vueltas a la señora y la sujetaba dándome la espalda con las dos manos, le ponía las manos en el vientre y hacia que su culo se apoye fuerte a mi paquete, ella lo sentía, y movía su culo disimuladamente sobre mi paquete, esa situación me puso a mil, con la señora ...
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