1. La seducción de mi esposa


    Fecha: 17/12/2017, Categorías: Sexo en Grupo Primera Vez Autor: Eroslifewoman, Fuente: CuentoRelatos

    ... lo normal aunque todo esto, sin exagerar demasiado. Sobre las 23’55 nos levantamos de la mesa y nos dirigimos al local que estaba al lado. Samba-Brasil era uno de esos locales donde puedes hablar y tomarte una copa sin agobios ni empujones, sentado y cómodo. Si te apetecía bailar también tenía una sala al lado donde sonaba música española y latina. Yo estaba nervioso. Sabía que en cuanto entrase por la puerta del samba-Brasil en cualquier momento podría comenzar lo que habíamos tramado. Entré primero, con ella de la mano. Ella cogía mi mano con fuerza. Echando un vistazo rápido en el interior de la sala no me costó nada localizar a Iván. Estaba situado al fondo de la sala junto a unas cuantas mesas vacías. Nos situamos en una de ellas y mi esposa se sentó a mi lado cruzando las piernas. En seguida vino la camarera morena de siempre y le pedimos dos mojitos. Nos los trajo con rapidez. – Se está bien aquí – le dije. Y di un trago y ella me copió bebiendo de su vaso. – Si, se está bien y está aquí al lado además. – ¿Para qué hemos cogido el coche? – me preguntó. – Bueno, quien sabe dónde acabaremos hoy. Me miró de reojo y sonrió. Después de 10 minutos que me parecieron eternos mi esposa se acercó a mí y me dijo señalando con la mirada. – Aquel tío de allí, el del polo blanco, nos está mirando todo el rato. De hecho, desde que nos hemos sentado ¿Que lo conoces? Yo miré. – Ahora que lo dices – hice el gesto de pensar – me suena mucho. Iván se levantó. Y se acercó a nosotros. – ...
    ... ¿David? – en apariencia indeciso. Me lo miré sin saber que contestarle. – ¡Iván! … de la fábrica – me dijo. – ¡Coño! – efusivamente como si hubiese reencontrado alguien de mi niñez – ¿Que pasa Iván? Iván miró a mi esposa solo un segundo y le dedicó un saludo que ella le devolvió. – ¿Has quedado con alguien? – le pregunté y pensé… contigo para follarme a tu mujer. – Bueno en la otra sala, pero acaban de llamarme diciendo que aún tardaran. – Pues siéntate con nosotros – le invité. No hizo falta insistirle mucho con la casualidad de que la única silla de la mesa que había libre estaba en el lado de Mónica e Iván se sentó en ella dejando a mi esposa entre los dos. Los presenté y se dieron dos besos. – ¿Quieres tomar algo, Iván? – Lo mismo que vosotros. Durante esa copa estuvimos hablando de todo un poco. De mi curro, de los críos, de mi etapa en la que coincidimos en la fábrica. Él de vez en cuando dedicaba una mirada a mi esposa y ella unas veces le devolvía la mirada y otras me miraba a mí. Mientras tanto, nosotros pedimos un par de mojitos más. Conseguí que mi esposa aceptara este último mojito a pesar que me dijo que no. Me dijo casi al oído y con cierta dificultad, que verificaba su estado, que ya estaba con un puntillo muy alegre pero que si abusaba la noche no acabaría bien. – No me dijiste que tenías una mujer tan hermosa – ella se río medio avergonzada. Yo solo sonreí, va a empezar pensé. Volvió a mirar a Mónica y le dijo: – Puedo averiguar tu edad solo viendo las líneas de ...
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