1. La nena del olor a pis


    Fecha: 23/12/2017, Categorías: Fetichismo Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    Ahora tengo 19, pero hace unos meses atrás fue el mejor año de mi vida. Entré a un colegio nuevo porque mis padres decidieron mudarse a otra ciudad por cuestiones laborales. No me costó integrarme a un curso en el que se conocían todos. Lo que más me motivaba era un chico ciego que cursaba quinto año. No sabía por qué me daba tanta ternura. Una vez en un recreo me le acerqué y le regalé un alfajor. Otra vez me senté a su lado y nos pusimos a hablar. ¡Soy Agustina, voy al otro quinto y, nada, quiero darte un beso en la boca! Me dejás?!, le dije sin esperar su respuesta. Le acerqué mis labios, le pasé la lengua por los suyos y se la introduje en la boca para luego seguir comiéndonos un ratito. Le toqué la pija, y sentí cómo le crecía. Eso me calentaba más todavía. Esa vez, recuerdo que de lo tontita que me sentía, y por las cosquillitas raras que tenía en todo el cuerpo me hice un chorrito de pichí. Cuando fui al salón, tenía la sensación de que todos podían olerme y burlarse de mí. Pero no era cierto. Al recreo siguiente volví con ese chico, del que todavía no sabía su nombre. Le llevé un chocolate. Antes de regalárselo le pregunté si le había gustado mi beso. Dijo que sí, y que nada esperaba más que le vuelva a tocar el pito. Cuando me pegué a su cuerpo para darle otro beso, tal vez pensando en tomar su pene entre mis manos por debajo de su ropa, lo oigo murmurar: ¡Tenés olor a pichí Agus! Qué le pasó a la chanchita de los besos ricos?! Me sentí una tarada. Tuve vergüenza y ...
    ... casi salgo corriendo. Pero él me aprieta la mano para no soltarme y dice: ¡eey, no te pongas mal, que a mí me gustan las nenas con olor a pis, te lo juro! Es más, me encantaría que te hagas pis mientras nos besamos! Me lo empecé a comer, sin hablarle pero gimiendo suavecito. Yo notaba que me olía como a una flor, y que sus manos buscaba tocar cosas que en una escuela no se pueden. Me re calentaba que me diga al oído: ¡Dale chancha, hacete pis, me gusta tu olorcito, quiero tu bombachita por dios! No sabía qué hacer! Me volvía loca sentir sus manos en mi cola! Pero en lo mejor sonó el timbre, y hubo que correr a las. No sé cómo tuve esa ráfaga de lucidez. Antes de que se pare para irse con sus compañeros le pedí que me espere. Corrí al baño de mujeres, me saqué la bombacha por abajo del jumper, la doblé con prolijidad y regresé hasta donde él me esperaba. Se la guardé en el bolsillo del vaquero, le di un beso en la mejilla después de lamerle una oreja y me fui al salón. Esa noche en mi cama no hubo paz. Mis dedos entraron y salieron de mi vagina tantas veces como el insomnio y la calentura lo quisieron. Saber que volví a casa sin bombacha y con olor a pis me daba un placer enorme, y más cuando recordaba que ese chico se había llevado mi fragancia en su pantalón. Al otro día fui a buscarlo, pero él faltó al colegio. Lo imaginé tapadito en su cama, con mi bombacha en su nariz y su manito estimulando su pija, la que ya necesitaba conocer de formas más directas. Durante las clases ...
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