1. La nena del olor a pis


    Fecha: 23/12/2017, Categorías: Fetichismo Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... bombacha sin perderse ni un resabio de mi aroma. Yo no podía aguantar más. Desde chiquita me pasaba que si algo me excitaba demasiado, no lograba evitar hacerme pis, además de eliminar todos los flujos de mi esencia de hembra. Ese pendejo me hacía volar y aterrizar al mismo tiempo con su lengua, sus dedos y su nariz morbosa! Sentí que acababa de a poquito, y en cuanto el orgasmo estaba en su punto cúlmine le dije gimiendo: ¡Tomá mi pichí nenito, abrí la boquitaaa, tomalo todooo, oleme chanchoo! Me hice pis en su cara mientras él me juraba que se eyaculó entero bajo su ropa, y yo lo vi relamerse saboreando mi acabadita. No dudé en sacarme la bombachita, estrujarla todo lo que pude en una pileta y regalársela para que sus pajas tengas buenos argumentos para liberar mucho semen. Esa mañana sí que mi olor era estruendoso y aturdidor en el aula. Tenía la faldita mojada al igual que las medias. Pero no me importaba nada! Matías era excelente en literatura, y yo tenía que hacer un práctico para el infumable del profe Ballejos. A partir de ahí, ya no necesitaba excusas para llevarlo a mi casa y meterlo a mi pieza. Mis padres verían con buenos ojos que él me ayude y, en cuanto hablen un poco con él, quizás hasta lo invitaban a cenar por lo dulce que es. Cuando me acerqué a decirle que esa tarde lo esperaba en mi casa, que se tome un taxi y que yo se lo pagaba, se quedó tieso. Pero yo le saqué otra carita lujuriosa cuando, me hice la boluda como para levantar algo del piso y le apoyé ...
    ... la cara en el bulto, cosa que no fue difícil porque él estaba parado. Hasta se la mordí encima de la ropa! Cuando me incorporé para seguir hablándole, me dijo al oído que no soportaba más y que no deseaba que lo tomara a mal, pero que todas las noches se acaba en la camita más de cuatro veces. Yo me acerqué al oído y le dije: ¡Hoy te cojo todo guacho, y pellízcame la cola, ahora que no hay ningún profe! El atrevido me lo hizo pero por debajo de la falda, cosa que me puso más loca, porque, otra vez no tenía bombacha. Aquella tarde Matías tocó el portero de mi casa a las 17 en punto. Le abrí, le presenté a mi madre y a mi abuela, le di un vaso de jugo y fuimos enseguida a mi pieza ni bien logré hacerle comprender a mi madre que había mucho por hacer. La verdad, el práctico me importaba un cuerno. Yo quería desnudar a ese pendejo, y que me haga lo que quiera. Encima su nariz parecía admirarme en silencio, ya que una hora antes de su llegada me masturbé y me hice pichí con la bombacha puesta. Apenas entramos a mi cuarto, lo senté en la cama, le saqué las zapatillas y las medias, lo empujé para que quede acostadito, le saqué el pantalón y le subí la remera. Enseguida me puse en cuatro patas a su lado, con mis pies junto a su cabeza para que mis manos me toquen la cola por adentro de la pollerita. ¡No Mati, no me saques la bombacha todavía, esperá un poquito así jugamos! Tuve que calmarlo cuando lo noté ansioso por querer hacerlo. Le escupí el calzoncillo, le lamí los huevos, le ...
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