1. Mis queridas y promiscuas nietas - Parte 1 - Agatha


    Fecha: 17/03/2021, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Esteban Quito, Fuente: RelatosEroticos-Gratis

    Amo a mis nietas, son cuatro. Son dos de cada una de mis hijas. Yo enviudé hace cuatro años, cuando las nenas nacieron ya mi esposa se encontraba muy enferma y débil. Mis hijas nos visitaban casi a diario y venían con las nenas, las cuales debían ser entretenidas por el abuelo ya que sus madres se dedicaban a realizar tareas en la casa ayudando a su madre. Finalmente mi esposa falleció y yo quedé muy solo. Eso hizo que mis hijas se apegaran más a mi que antes. Pasábamos mucho tiempo juntos, aprovechábamos el tiempo con las niñas, mientras las madres iban al supermercado, o al médico, las nenas se quedaban a mi cuidado. 
    Pero el tiempo fue pasando, mis hijas cada vez más obligaciones laborales, una de ellas, Marita, se divorció, por lo que Ella y sus hijas Agatha (11) y Fernanda (9), se vinieron a vivir a mi casa para ahorrar dinero y de paso me hacían compañía, al final la casa nuevamente tenía ruidos y alegría. Estela mi otra hija tenía un negocio y junto al esposo y estaban casi todo el día ocupados. Sus hijas Alicia(11) y Viviana(8) tomaban doble escolaridad en un colegio bilingue, cuando por la tarde salían de clases yo las iba a buscar junto a sus primas que iban a la escuela solo por la mañana en mi camioneta, en ese entonces tenía una Volvo XC90 algo viejita pero andaba de maravillas. Luego retornábamos a casa para merendar, hacían sus tareas y luego eran libres de jugar hasta que sus padres las pasaban a buscar. Salvo Agatha t Fernanda que me ayudaban a preparar la ...
    ... cena para cuando su madre volviera del trabajo (Es enfermera profesional) pudiera descansar y cenar tranquila. De paso las chicas aprendían los quehaceres de la casa.  Casi siempre alguna de las chicas de Marita decidían irse a mi cama ya que aprovechaban a ver TV hasta tarde conmigo. Y esto fue el detonante de todo lo que a lo largo de los últimos cinco años viene pasando con asiduidad. 
    
    Esa noche en particular, Marita llama desde el hospital donde trabaja para avisar que llegaría bastante tarde ya que había sido invitada a una fiesta de camaradería junto a otras personas del plantel. Iban a cenar y luego a tomarse unos tragos. Me alegró por ella, necesitaba tener algo de distracción. Terminamos la cena, limpiamos y ordenamos la cocina y nos fuimos al living a ver un par de capítulos de la serie LOST que nos gustaba mucho. Luego de un rato Fernanda comenzó a cabecear y a querer dormirse, finalmente se acurrucó con la cabeza sobre mi falda y el sueño la venció. Agatha ya más señorita, me acompañó hasta que terminó la serie. No sé el por qué, pero el calor de la cabecita de Fernanda estimuló mis testículos e hizo que mi pene se pusiera duro, cuando me voy a parar para alzar a Fernanda y llevarla a su cama, Agatha que estaba frente a mí observa el bulto en  el pantalón del piyama que traía puesto. Miró intrigada con grandes ojos, yo seguí la dirección de su mirada y me dí cuenta que era lo que le llamaba tanto la atención. Era mi pija parada. Y sin ser un monstruo, mi verga ...
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