1. Mi extraño regalo de cumpleaños


    Fecha: 01/01/2018, Categorías: BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... brazos y axilas como si no se las hubiera depilado nunca. Las tetas grandes pero caídas. - ¿Color de la camiseta? MJ quería ponérmelo difícil. Era como un juego inocente. A esas alturas ya sabía que yo de alguna forma había tenido un sueño parecido. Yo estaba tan tórrida como ella, pero ambas queríamos saber como terminaría esto. - Amarillo, de los Lakers. Tenía la bolsa abierta y había instrumentos de tortura por ahí. Te asustaste pero te dijo que tenía órdenes de usar solo la fusta. - ¿La fusta? - Sí, una fusta larga. Parecida a un látigo pero dura. Dio un suspiro delatador. A esas alturas yo le susurraba al oído, dándole mordisquitos y besando su hombro. Ella tenía su mano hacia atrás, sobre mi muslo, y la paseaba por su blando y dulce lado interior. En mi cuento la mujer esposaba a mi novia en la barra del gimnasio pero aquí no había barras. No tuve que seguir estrujándome los sesos. MJ me facilitó las cosas a medias: - Me hizo tender en la cama y me ató a los barrotes, ¿no era eso lo que ibas a decir a continuación? Era una trampa. La cama en la que estábamos no tiene barrotes. - No te ató. Tu misma te tendiste larga boca arriba. Ella te bajó las bragas hasta las rodillas. Dejó el suje para no hacerte daño en el pecho. Orden estricta mía. Te azotó. Primero despacio, por tus muslos. Después cada vez mas fuerte. Tu pubis, tu vientre, tu estomago. Tu gemías y llorabas, y jadeabas de placer. Te corriste con la tortura. Después te llevó a la bañera. Te lavó delicadamente y ...
    ... te enjugó con el secador de pelo. Yo estaba lanzada. Mi dedo ya se había abierto paso en el esfínter. Hice un descanso y besé su cuello... - Volvió a llevarte al lecho y te aplicó crema de un lugar exótico. Casi media hora estuvo acariciando las marcas de tu piel. Volviste a excitarte y le pedías caña pero ni caso. Te pidió que permanecieras una hora sin moverte. Se marchó. Tuviste que masturbarte para calmar los ardores. Fin. - Bueno, acertaste, dijo sin dejar de moverse sensualmente de cadera para abajo, casi imperceptiblemente, pero de forma muy lujuriosa. ¿Y ahora qué? Yo estaba mas caliente que las baldosas de la plaza de la Virgen a la una de mediodía de agosto. MJ debía estarlo bastante mas que yo, puesto que su ano es un sancta sanctorum, y estaba hasta dilatado. No contestó, solo daba ronroneos como una gata, respondiendo a mis caricias. Di el paso decisivo: - Que me debes una, dije, susurrándole al oído mientras mi dedo entraba y salía de su altar. - ¿Como quieres que te la pague? - Que lo probemos de verdad. - ¿El qué? - Ya sabes que. Pero tú me azotas a mí. - ¿Porqué? - Porque quiero. Apenas pude acabar la frase puesto que aunque sus dedos me rozaban el clítoris, la emoción y el deseo me embargaban mucho mas allá de lo imaginable. Se giró de golpe mirándome a la cara. Por un instante pensé que se había ido todo al traste. Sin embargo vi el deseo exacerbado del brillo de sus ojos. No estaba hiperexcitada solo por mi dedito. Había algo mas, pero no como yo lo hubiera ...
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