1. Desafío de galaxias (capitulo 29)


    Fecha: 03/01/2018, Categorías: Grandes Series, Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... campos de concentración y comenzaremos su liberación de inmediato, —afirmó Oriyan— y normalmente estoy de acuerdo contigo… mi señora. —¿Sabes qué? —preguntó Marisol mirándola con una sonrisa— necesitas echar un polvo urgente…, muy urgente…, o unos cuantos, pero muy urgentes, —Pulqueria se partía de la risa. —¡Pulqui! No te rías ¡joder! —la recriminó Oriyan roja como un tomate, y mirando a Marisol añadió—: ¡y si follo! —Pues claramente lo haces poco, folla más, es una orden. —¡No puedes darme esa orden! —rugió Oriyan. —No, pero acabo de descubrir que me encanta hacerte de rabiar, —y Marisol soltó una carcajada acompañada por Pulqueria. Cumpliendo las ordenes de Marisol, Oriyan, utilizando fuerzas aerotransportadas, atacó los campos de concentración donde se hacinaban en condiciones terribles cientos de miles, si no millones, de presos. En uno de ellos, se encontró una planta procesadora que utilizaba cadáveres humanos, ganado y animales de todo tipo, en la fabricación de proteínas para consumo bulban. Ante tal horror, acompañada por Marión y Anahis, Marisol bajo al campo de concentración donde la esperaba Oriyan. —Os aviso de que lo que vais a ver os quitara el sueño, —advirtió la general al pie de la escalerilla. Espantada, visitó las instalaciones de la fábrica aguantando el tipo a duras penas. El hedor era terrible, casi insoportable, pero Marisol consoló a los supervivientes y comprobó las terribles condiciones de reclusión que padecían. —Mi señora, —dijo el coronel al ...
    ... mando de la liberación del campo— los mataban degollándolos. Calculamos que hay unos cuarenta mil cadáveres y restos animales el doble. Están mezclados e identificarlos es casi imposible. —Desgraciadamente no podemos perder el tiempo: agrúpelos y entiérrelos en fosas comunes lejos de las fosas de los bulban. No quiero que de está fabrica quede nada en pie: vuélelo todo. —A la orden mi señora. Marisol siguió visitando el resto del campo, dando ánimos a los rescatados que la llamaban por su nombre, no como general. Anahis a su lado era incapaz de reprimir las lágrimas que enjugaba con un pañuelo perenne en su mano, mientras Marión a su lado, intentaba reprimir las suyas. —¿Cuántos campos quedan por liberar? —preguntó Marisol a Oriyan cuando por fin estuvieron a solas las cuatro mujeres. —Dos. Mañana estarán liberados. —Cuando lo estén, sangre y fuego, y sin contemplaciones. Coordínate con Pulqueria para intensificar los bombardeos. —Hay dos núcleos de civiles bulban… —¡He dicho sin contemplaciones! —cortó tajante Marisol—. Ningún bulban va a salir vivo de Nar. —Entendido mi señora, a la orden: se hará cómo dices. Desde su camarote en la Fénix, Marisol comunicó por video enlace con el presidente Fiakro, mientras sobre la cama, Anahis lloraba sin parar. —¿Ha podido ver los informes que le he enviado, señor presidente? —Si Marisol, los he visto, y todavía estoy espantado. ¿Cómo se puede llegar a ese grado de salvajismo? ¡Es inconcebible! —Porque para ellos no somos nada, no somos ...