1. Goce profundo


    Fecha: 03/01/2018, Categorías: Anal Gays Primera Vez Autor: SirLawrence23, Fuente: xHamster

    ... superior… Mientras los dedos de una de mis manos pellizcan tus pezones y con la otra tomo posesión de tu polla.Un fuerte gemido escapa de tu boca. Tu espalda se arquea y formas un puente en el colchón, los talones y tu cabeza son las únicas partes que contactan con la cama. Mi peso te empuja hacia abajo. La urgencia de mi polla se hace insoportable. Levanto tus piernas, llevo tus rodillas hasta los hombros. Tu pecho se agita por el deseo, tus pezones están erectos y duros.Ahora tu polla es una invitación prominente. Me la muestras esperando que desee meterla en mi boca. Y lo deseo, vaya si lo deseo. Me miras y tu mirada se vuelve lasciva, invitándome a probar.¿Te gusta...? - preguntas con voz ronca, y proyectas tu pelvis hacia delante, enarbolando la cabeza casi morada de tu pene al viento.¿Chuparte o penetrarte? Esa es la cuestión. Deseo amabas cosas por igual, pero hoy me has pedido que te penetre y ese es mi objetivo.Meto mi pulgar derecho en tu boca. Lo chupas como si fuera una polla. Lo llenas de saliva, tu lengua culebrea en torno suyo. Lo saco y lo dirijo a tu culo. Penetro tu ano lentamente con él. Un gutural gemido escapa de tus labios mientras cierras los ojos...Podría penetrarte desde atrás, a cuatro patas, pero quiero ver tu cara cuando desvirgue tu ano... quiero penetrarte de frente, quiero ver el capullo de tu polla destilando líquido, quiero ver cómo se tensa y apuntando hacia tu vientre, quiero ver tus huevos colgando sobre tu ano, quiero ver mi polla dentro ...
    ... de ti, entrando y saliendo, quiero que ambos nos fundamos formando un solo cuerpo…Escupo en la palma de mi mano, pero mi boca está casi seca por la excitación; mi respiración es agitada, como si hubiera hecho un tremendo esfuerzo. Lo he hecho hace un rato, cuando te cargaba por el pasillo, pero te sentía ligero como una pluma. No, no tiene nada que ver con el cansancio, lo sé, sino con el deseo casi mortal que me inunda.Llevo a mi verga la poca saliva que he podido reunir y cubro con ella la cabeza de mi sexo. Todo el glande aparece muy hinchado, rojo, a punto de estallar.Te das cuenta de que ha llegado el momento que deseabas. Hay un destello de miedo en tu mirada, pero también de determinación y urgencia.Pasas las manos por tus corvas y mantienes las piernas alzadas, medio abiertas. Es la postura de las mujeres en el parto. Pero tú no vas a parir, soy yo quien va a penetrarte; voy a recorrer el camino interior de tu culo, desde tu agujero externo hasta a lo más profundo de tus entrañas.Tomo mi verga y la dirijo a la entrada. Tu ano forma una pequeña “o”, quizás demasiado pequeña para lo que se le viene encima. Apoyo justo la punta y jugueteo con ella, la restregó una y otra vez por la abertura. Trato de dilatar un poco más tu agujero, de relajarlo, de hacerlo más receptivo. Comienza a expeler unos hilillos de líquido viscoso, caliente. Unto tu entrada con él. Presiono levemente. Más, un poco más. El esfínter comienza a ceder, se abre. Noto como mi glande queda aprisionado un ...