1. Dulce y amarga amistad (07)


    Fecha: 07/01/2018, Categorías: Gays Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    Historia de dos amigos: Jesús Alejando y Álvaro Y el tiempo fue transcurriendo, sin detenerse un segundo, a veces sin esperarnos, iba más rápido que nosotros. Pasaron tres años como un soplo pero con muchos acontecimientos. Después de que poseyera a Alfonso aquella mañana de mi inauguración como follador activo, hubo otras veces, bastantes, muchas. Realmente me quería como aseguraba o estaba hambriento de verga cosa que me impresionaba. Con el tiempo supe de los dos muchachos, de cursos superiores, de los que se dejaba coger, con los que continuaba dejándose follar a pesar de jurarme su amor en cada momento, porque no se atrevía a negarse o porque mi verga no era suficiente para su culito hambriento. Me lo confesó sin preguntarle, quizá para darme celos al ver que yo no respondía a su amor como él esperaba, y otro día me confesó quien era la otra persona de la que no me había querido revelar su identidad hasta ahora, y resultó sumamente excitante lo que me contó aunque en parte también triste, muy, muy triste hasta hacer que llorara. Había faltado a clase dos días y le llamé alarmado. Su voz sonaba muy apenada y parecía haber llorado, y le dije que quería ir a su casa para verle, se negó diciendo que al día siguiente volvería a clase y que ya se encontraba mejor. Llegó al colegio después de haber comenzado las clases, no había venido en el autobús como otras veces y llevaba puestas unas gafas de cristales reflectantes que le gustaban mucho, después de disculparse por el ...
    ... retraso el profesor le pidió que se las quitara y le respondió que tenía una fuerte conjuntivitis y que la luz le hacía llorar, así le permitió que las llevara. Durante la clase le miraba desde mi asiento y le notaba muy raro, ni un momento se giró para mirarme y hacerme alguna seña como siempre hacía. Cuando salimos a un recreo entre clases, en el pasillo me acerqué a él ya que parecía rehuirme y le sujeté del brazo, se apartó dejando escapar una exclamación de dolor. -¿Qué te sucede Alfonso? Solamente te he rozado. –Se alejó unos pasos de mí. -Es que me he caído en casa y tengo dolorido el cuerpo, por eso no he podido venir estos días, ahora déjame tengo que ir al baño. –No me había fijado en que también parecía arrastrar algo la pierna izquierda y todo lo que veía me parecía sin sentido. Empezando por la disculpa de la conjuntivitis, el dolor del brazo y ahora su caminar cojeando, resultaba todo de lo más anormal. Le seguí hasta los aseos a unos pasos de distancia, cada momento que pasaba le notaba que caminaba peor, entró en los aseos y se apoyó en un lavabo con la cabeza inclinada y los hombros le temblaban. Llegué hasta él pero no me atrevía a tocarlo. -¿Pero qué es lo que te pasa? -Las lágrimas le resbalaban mojando la parte inferior de sus gafas y se las quitó para limpiarse. Tenía el entorno de un párpado morado y el ojo completamente rojo inyectado en sangre, por poco me desmayo al verle pero reaccioné como no me creía capaz y le sujeté delicadamente del codo. -Ven vamos ...
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