1. Memorias de la infancia: Don Flavio 1


    Fecha: 07/01/2018, Categorías: Gays Autor: dulcesitoconsal, Fuente: SexoSinTabues

    ... acariciarnos mutuamente habían pasado, al menos para ellos, como que ya no les llamaba la atención y su curiosidad ya había sido saciada. A mi no me pasaba igual. A mi la curiosidad se me volvió un legítimo juego que me gustaba poner en práctica siempre que podía. Una noche de fin de semana, me quedé a dormir con los primos. “O” se ofreció a compartir su cama conmigo, pues no había camas extra. Yo la pensé un poquito, porque “O” era –y sigue siendo- el más rudo, de manera que sus juegos siempre son de someter o de lucha libre que siempre ganaba. Yo con seis años y el de 12 o 13. Bien, dije. Compartiremos la cama, pero no me hagas llaves de lucha, ni me aplastes. Él sonrió y me dio un coscorrón, suave, pero marcado. No seas llorón, me dijo. La noche transcurrió entre juegos de mesa y cuentos de espantos. Luego nos fuimos a la cama. Era invierno, diciembre, porque había luces navideñas en la ventana. La tía nos cobijó a los dos, quedamos sepultados bajo el peso de tres cobertores y nos dispusimos a dormir. La tía apagó la luz y el cuarto quedó a oscuras. Se iluminaba intermitentemente por una luz naranja que salía de un calentador eléctrico, de aquéllos de resistencia. Se encendía y se ponía rojo, con un sonido característico, emitiendo calor. Luego el termostato lo apagaba y el cuarto quedaba en silencio, oscuro. Y se repetía en la noche una vez tras otra. Nos dormimos en trusas, “O” abrazándome, pegado a mi espalda. Cómo me gustaba sentirlo detrás, fuerte, respirando ...
    ... junto a mi oreja. Había cumplido su palaba, no me hizo ninguna llave de lucha libre, no me torturó. Y me dejé llevar por el sueño. No sé qué hora sería, tal vez de madrugada. Me despertó una risa apagada, cómplice de la oscuridad, apenas perceptible. “O” estaba hincado frente a mi cara, con una mano se recargaba en la cabecera de la cama y con la otra sostenía su verga erecta, gruesa y con sus venas marcadas por la presión de la sangre. Se reía y me pasaba por encima de los labios la cabeza de su miembro, dejando hilos transparentes de baba, entonces se agachaba y lamía mis labios, saboreando el sabor de mi boca y su pre semen. Al meter la lengua en mi boca, sentía la sal de su jugo, y me acordé de P, porque tenían el mismo sabor. “O” se dio cuenta que había despertado, porque le regresé el gesto tocando su lengua con la mía. Despues de todo, hacía mucho tiempo que no jugábamos. ¿Qué estás haciendo? le pregunté. Sh! dijo, callate, vas a despertar a mi mamá, y se va a encabronar. Me acordé, dijo, que cuando estabas más chiquito te gustaba jugar a mamarnos la verga… Sí, dije, tambien me acuerdo. Quieres mamar un ratito, pollo? Te ganaste el primer lugar! me dijo casi en secreto, riendose. Entonces entendí el truco, pero me dio risa. Nos estábamos riendo, secretamente, como cómplices. “O” me había quitado ya la trusa y tambien él estaba desnudo. No hay punto de comparación entre el cuerpo de un joven de 13 años y un niño de seis. Para mi era un juego rico y secreto, pero para “O” ...
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