1. Memorias de la infancia: Don Flavio 1


    Fecha: 07/01/2018, Categorías: Gays Autor: dulcesitoconsal, Fuente: SexoSinTabues

    ... seguramente era otra cosa. Se arriesgaba a que lo viera mi tía. Pero no le importaba, seguramente porque lo que buscaba le prometía gran recompensa. Su verga en mi boca no cabía y, la verdad, no sabía ni cómo comenzar a mamarla, toda mi experiencia anterior estaba nublada por recuerdos de bebito, y si había chupado otros pitos, los de mis amigos en el barrio, habían sido de niñitos como era yo entonces, niños jugando a reconocerse en juegos de tocarse y chupar. Pero ya mi primo había crecido y su verga era amenazante y olorosa, dejaba salir mucho pre semen y yo lo lamía porque me gustaba mucho su sabor. Y comenzó a tratar de meterla hasta mi garganta, como antes, sólo que ahora P no estaba para detenerlo. Era inútil porque no cabía en mi boca. Topaba con mi paladar y hasta ahí llegaba. Insistir hubiera sido demasiada violencia y “O” lo comprendió en algún momento. Ay, pollito, dijo. Todavía estás chiquito, dijo, sacandome la verga de la boca. No, le dije, sí puedo, sí puedo, verás que te la mamo todo lo que quieras… tu babita está muy rica, dije. Y le agarré con las dos manos el miembro y me lo volví a poner en la boca, lamiéndolo, saboréandolo, al menos la cabeza quedaba bien justa en mi boca. Tengo esa imagen y ese sabor guardados en la memoria, su cuerpo de joven, mucho más grande que yo, iluminándose con la luz del calentador y oscureciéndose, tan sólo el zumbido de la resistencia al calentarse y un chasquido leve, despacito que hacía mi lengua al chupar la verga dura ...
    ... de mi primo “O”. De pronto se tensó su cuerpo y su miembro se puso muy duro, palpitando. Por un momento ví en mi memoria a “P” cuando se tensaba igual, pero volví a lo que estaba haciendo cuando “O” puso sus piernas sobre mi cabeza, con sus rodillas sobre mis hombros, en la cama. Su mano izquierda apoyada sobre la pared encima de la cabecera, su mano derecha sosteniendo con fuerza la palpitante verga con su glande jugoso en mi boca, se movía despacio metiendo y sacandola de mi boca, tratando de no hacer ruido… con mis manos podía sentir sus nalgas y su ano, algunos pelillos, y sus testículos como aterciopelados balancéandose hacia mi barbilla, sin tocarla. Los sentí calientes y duros en la mano, los quise apretar un poco y ahí fue cuando “O” ya no pudo más y vació su esperma en mí. Ay, puta! susurró. Varios chorros de líquido caliente que no cabía en el poco espacio de mi boca, se desbordaban por mi cuello y hasta mis oídos. Lame, lame, decía, con los ojos cerrados y la voz casi imperceptible. Disminuyó la agitación en su pecho, cesó de fluir el esperma, pero se quedó en la misma posición, como para que yo pudiera ver, oler y seguir lamiendo, cosa que hacía con gusto. Yo estaba muy sorprendido por lo que había pasado, no había probado el semen de nadie, y no pensé que fuera a suceder. “O” me dijo, dame tu manita, ven, aprieta y exprime… Y en la punta de esa verga caliente, por el orificio brotó una gota densa y blanca, como una perla líquida, que de inmediato deposité en la ...
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