1. La verga de Polo. Un relato de adolescente.


    Fecha: 13/09/2017, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... que decía: No sabes cuánto me gustas mi muchachito. A prendí que el semen ajeno es el mejor lubricante que existe para esos menesteres, así que a partir de esa noche, lo masturbaba hasta que se estaba viniendo y entonces le daba las nalgas, para que me penetrara con la ayuda de los primeros chorros de su venida. Y aunque todavía me dolía, empezaba a gustarme. Polo se aficionó a mi culo. Nos visitaba cuando menos una vez por semana y todas las veces se acostaba en mi cama y en cuanto suponíamos que mi hermano se había dormido empezábamos a cogernos las vergas y acariciarnos las nalgas. Años después me enteré que también se había cogido a mi hermano y a varios de los amigos de la palomilla. Se me antojó probar a que sabía su verga y como me gustó, frecuentemente me bajaba a mamársela. Hubo un momento en que me estaba acostumbrando a darle las nalgas. Entonces me cuestioné. Hice una lista y fui poniendo paloma o tache a nuestras actividades: Masturbar y jugar con nuestras vergas…. Paloma. Mamarle la verga….. Paloma. Cogérmelo… Paloma. Que me penetrara… Tache!! El dolor no desaparecía pero cada vez era menor, y ya teniéndola adentro no me molestaba para nada. A mí me encantaban las niñas y empezaba a pensar si las iba a cambiar por las vergas y decidí que no. Que aquella había sido una experiencia en mi vida, pero que no era determinante… y así regresé a mis orígenes. Si la penetrada hubiera sido placentera… quién sabe! Poco tiempo después, me hice novio de Laura y rehusé ...
    ... todo contacto con Polo. Me gustaba masturbarlo, me encantaba sentir su vergota bien dura en mis manos y en la boca, o bien clavada en el culo, pero esto me había hecho sentir puto. Ahora con nueva novia, sentía recuperada mi masculinidad y no me sentía tan amenazado por aficionarme a su verga. Quien me iba a decir que algunos años más tarde, me iba a reunir con esa misma verga, gracias a quien en ese momento me servía para liberarme de ella! Pasaron los años, me casé con Laura y tuvimos varios hijos. Laura era una mujer muy bonita, blanca, de ojos verdes y cabello negro, con muy buen cuerpo, pero su mayor mérito eran sus tetas. Nunca ví, a lo largo de mi vida unas tetas tan hermosas como las de ella. Deseaba que exhibiera sus tetas, y así hicimos un poco de nudismo en las playas a las que acudíamos de vacaciones. Quería que los hombres vieran aquel prodigio de tetas que tenía mi esposa. Yo creo que una cosa llevó a la otra y empecé a fantasear que mi esposa estaba siendo deseada por otros y que esos otros se la querían coger. No tengo la menor idea como nació esa perversa idea, pero de repente me vi consintiendo en el pensamiento, que mi esposa y madre de mis hijos cogiera con otro. Este pensamiento era obsesivo, estaba en mi mente día y noche y me mantenía caliente a todas horas. Laura me decía que no lo entendía, que si ya no la amaba. Yo le decía que era algo que no podía razonarse y que por el contrario, mientras más pensaba en ello, más ganas me daban de hacerle el amor. ...
«1234...7»