1. Angel de la guarda (I)


    Fecha: 01/09/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... de vida; esa decisión la tomé después de conocerlo a usted y me prometí que no volvería a prostituirme. Fui a recoger mis pertenencias donde una amiga y alquilé un cuartito para poder vivir con mi hijo, busqué trabajo pero en estos días es muy difícil, así que lo único que pude conseguir es lavar ropa en unas casas (al decir esto, levantó sus manos para mostrármelas y efectivamente estaban bastante dañadas) y eso he estado haciendo hasta la fecha. Se gana muy poco pero ya no siento esa suciedad que sentía cuando trabajaba en el local, usted me entiende lo que quiero decir. La cosa esta tan difícil y se gana muy poco por tanto sacrificio, que me acordé que usted me dijo que si deseaba cambiar de profesión, que usted me ayudaría en lo que pudiera y aquí me tiene; claro que no esperaba ser tan inoportuna. -Primero, felicidades; es una buena decisión. -Gracias a usted. Al decir esto puso sus manos sobre mi pierna y la apretó suavemente, lo que hizo que me ruborizara y a la par se estableciera un contacto que yo no esperaba, me sentí un tanto incómodo y ella no quitaba sus manos de mi pierna. -Segundo, ya es tarde y es hora de ir a la cama. -Sí, creo que voy a tener que sustituir a la palomita que le espanté. -No, no quise decir eso; no es... -Ja, ja, ja... lo sé; es una broma. Fue una sonrisa tan linda, tan graciosa, tan natural; vaya que había mejorado su estado de ánimo, me gastó una broma tan en su lugar que logró que me ruborizara e inocentemente apareciera como soy a ...
    ... cabalidad, mi personalidad se desnudaba enfrente de ella y de verdad me sentí un tanto estúpido, ingenuo. -Pero ahora me ha entrado una espinita... -¿Una espinita? ¿Qué quieres decir con eso? -Le voy a hacer una pregunta y quiero que me conteste honestamente. -Haremos el intento... -No, tiene que prometerlo. -¿Acaso es tan grave la cosa? -No grave, importante sí; para mí. -OK, entonces; lo prometo. Sentí un alivio cuando ella quitó su mano de mi pierna, pues ya el contacto me parecía incómodo, me gustaba tener su mano pero no quería delatarme en mis deseos hacia ella, sería como aprovecharme sexualmente de la mujer que estaba protegiendo, o mejor dicho; ayudando a salir de un atolladero. Se puso de pie y en mi delante modeló como para que no perdiera detalle de su sensual anatomía e inmediatamente lanzaba una pregunta. -¿Cree que soy bonita? La pregunta la lanzó clara y directa, verla parada en toda su envergadura con sus 1.65 metros bien puestos y con unas piernas macizas que surgían de una elegante minifalda color negro, un vientre bastante plano, a pesar de que ya tenía un hijo; unos pechos muy bien puestos y esas cejas que adornaban su tierna expresión angelical, no pude hacer otra cosa que asentir, tratando de no hacerlo verbalmente, ella dio por satisfactoria mi respuesta. -¿Cree que soy sensual? Al lanzar la segunda pregunta se sentó en el brazo del sillón que estaba delante de mí y cruzando la pierna elevó un tanto su minifalda para dejar al descubierto la parte superior de ...
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