1. Angel de la guarda (I)


    Fecha: 01/09/2017, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... su muslo, justo en el preciso lugar que más me encanta, el lugar donde la pierna alcanza su mayor grosor y aparece la deliciosa franjita más oscura de las medias. -¿Adónde quieres llegar? Además dijiste una pregunta. -Sí, pero la pregunta principal no la he hecho todavía. -Ya he respondido una pregunta. -Sí, pero las anteriores son necesarias para hacer la principal; por favor... -Ay, carámba; las mujeres... La cosa no podía ser más excitante, tener en mi delante una chica a la que le sacaba redondos 15 años haciéndome ese tipo de preguntas y modelando en la forma que ella lo hacía; era para chorrearse con sólo verla, y esa carita que ponía para suplicar que respondiera, no podía negarme a contestar y lo único que utilice como refugio, fue voltear a un costado, apoyar mi barbilla en la muñeca de la mano y asentir con la cabeza; de forma notoria para que no me exigieran una respuesta verbal, aceptó la respuesta para poder lanzar lo que ella llamaba la pregunta más importante. -OK, entonces ahora me debe responder como Dios manda. Hablaba y se sentaba junto a mí colocando de nuevo sus dos manos sobre mi pierna, las que tenía cruzadas para en algo poder disimular mi excitación, era una tarea difícil disimular el bulto en mi pantalón, y surgió entonces la pregunta: -¿Haría el amor conmigo, como con cualquier mujer; sin importar que he sido prostituta? Claro que me la cogería con todas las ganas a esa mujer, pero la pregunta me hizo pensar sobre la forma en que ella me excitaba, ...
    ... puede que precisamente por ser prostituta me excitaba sin control, o también cabía la posibilidad de que me gustaba como mujer y que hasta podía llegar a enamorarme de ella, mi cabeza daba vueltas pensando sobre el asunto y la respuesta honesta no surgía. -¿Por qué no contesta? Siente asco de mí por haber sido prostituta? -No digas eso, claro que no siento asco. -Entonces ¿por qué no responde? Me sumergí de nuevo en un silencio meditador y analicé las posibilidades, si respondía que sí; era seguro que esa noche tendría sexo con la mujer que me sacaba de quicio y nuestra relación cambiaría por completo y recordé que deseaba a Silvita pero quería que sucediera de otra forma, sin copas encima y con ganas de ambos. Además no quería que se me entregara por agradecimiento y por otra parte, si decía que no; podía herir sus sentimientos y eso no me lo perdonaría jamás, me sentía en un callejón sin salida y Silvia esperaba impaciente mi respuesta. -Veo que nunca debí hacerle esa pregunta, me voy a dormir. -No, espera; es que me pusiste en un aprieto. -Sí, ya sé; por eso me voy a dormir. -No, tengo que decirte el por qué no te puedo responder. -No es necesario, ya sé la respuesta. -Ah ¿si? Y según tú, ¿cuál es la respuesta? -Se acostaría conmigo sólo como con una prostituta y eso es lo que soy. -No, te equivocas y ahora te digo por qué. Las lágrimas rodaban por sus mejillas y me sentí terriblemente mal, ella se negaba a escuchar mis razones y me costó mucho convencerla de que se sentara ...