1. Quiero ser tu hombre


    Fecha: 22/01/2018, Categorías: Gays Autor: Escriba, Fuente: CuentoRelatos

    Todo comenzó en Halloween. Mis amigos y yo llevábamos ya algún tiempo jugando con la idea de disfrazarnos de mujeres, y cuando alguien propuso que apareciéramos caracterizados de como vampiresas en la fiesta a la que nos habían invitado, todos estuvimos de acuerdo. Sin embargo, a diferencia de mis amigos, que en algunos casos ni siquiera se afeitaron, yo puse gran empeño a la hora de construir mi personaje. Quizá fuese porque estaba sin empleo y el disfraz me permitía centrarme en algo, quizá fuera que el investigar sobre maquillaje, lencería, ropa y complementos femeninos me resultaba cada vez más excitante. Fuera por la razón que fuese, lo cierto es que fui el centro de la fiesta. Mi cuerpo delgado, mi estatura menuda y mis rasgos suaves me dieron, con una pequeña ayuda del maquillaje, un aspecto totalmente femenino. La peluca, la ropa de corte gótico y los gestos que había ensayado no hicieron más que hacer más realista mi actuación, hasta el punto de que la gente que no me conocía realmente creía que era una chica. Un tipo incluso me preguntó si era modelo, y cuando le dije que sí (creyendo que estaba de broma), me ofreció la tarjeta de su agencia. La fiesta fue estupenda, gané un premio al mejor disfraz y lo pasamos genial. Sin embargo, unos días después me quedé dándole vueltas al hecho de que tanta gente hubiese creído que era realmente una chica, y un poco por morbo, un poco porque seguía teniendo mucho tiempo libre, me volví a meter en mi papel de chica gótica y me ...
    ... hice un buen puñado de fotos que subí a una web erótica de drag queens y transexuales. Esperaba recibir algunos likes y quizá mantener alguna conversación caliente, pero en lugar de ello me vi con el correo inundado de mensajes que me preguntaban si hacía espectáculos con cam o si ofrecía servicios de compañía. ¿Y qué puedo decir? No tenía trabajo y estaba harto de no tener dinero, por lo que empecé a pasar tiempo mostrándome a través de la cámara web. Al principio hacía poca cosa, pero pronto me di cuenta de que si me desnudaba, realizaba un baile sexi o me masturbaba, los beneficios que obtenía eran muchos mayores. Pronto empecé a comprar juguetes, pues aún obtenía más dinero si jugaba con un dildo o lograba eyacular sin manos. Era dinero fácil, y desde luego no era simple calderilla. Y un día acepté una de las muchas propuestas que me habían hecho para ser acompañante. Obviamente no dije sí al primer tipo que me ofreció un fajo de billetes, sino que escogí a un tipo que debía de tener unos quince años más que yo, una persona elegante y muy correcta para quien había hecho un par de espectáculos privados, y con quien me había intercambiado ya un buen puñado de mensajes e incluso habíamos mantenido alguna conversación telefónica en la que yo había mantenido mi papel de chica. De hecho, a decir verdad, la razón por la que me decidí por él fue porque en una de aquellas conversaciones me dijo: “Quiero ser tu hombre”. Y aquello me excitó tantísimo que no pude dejar de pensar en ...
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