1. Los amigos de mi mujer (2) Carlo


    Fecha: 15/09/2017, Categorías: Intercambios Autor: komo, Fuente: CuentoRelatos

    ... como si de mi respuesta dependiera algo muy importante. En mi interior, deseaba decir: -¡Sí, sí, claro que sí!-… pero, contuve mis ansias, miré a los ojos de Marta, que parecían suplicar la afirmación, y a Carlo, que mostraba una sonrisa de oreja a oreja... después volví la cara hacia Nani, que me esperaba con la sonrisa más pícara que yo hubiera visto nunca, y, como si fuera de mala gana, y no tuviera más remedio que aceptar, dije: -Bueno... si Marta está de acuerdo... vale… Marta se inclinó sobre mi lado, me dio un beso sobre los labios, y, seguidamente, me dijo al oído: -Gracias amor, eres un hombre maravilloso… Mi pene saltaba de alegría y comenzaba a babear en su prisión, sobre todo, porque Nani se aproximó por el lado contrario, me besó en la mejilla, y me susurró: -No lo olvidarás en toda tu vida, te lo aseguro… Al llegar los postres, los ánimos se habían caldeado bastante tras haber vaciado una botella de vino. Nani, me metía mano descaradamente, por todos los sitios posibles, y yo, en justa correspondencia, le hacía, discretamente gestos lujuriosos, simulando con mi lengua que le lamía el clítoris, miraba sus pechos y me mordía la punta de la lengua, como si lo hiciera a sus pezones… que se ponían duros y prominentes bajo su camiseta al instante. Tampoco Marta y Carlo se quedaban atrás, pues por debajo del mantel, la mano de Marta buscó el paquete de Carlo, y le palpó, tanto su pene, como los testículos, como si sopesara si habían crecido desde la adolescencia. ...
    ... Concluyó que sí, habían crecido bastante, pues su mano, apenas abarcaba el contorno del cipote, a pesar de que aún no estaba en estado de revista. Terminamos de cenar, y decidimos que lo haríamos en nuestra habitación, por lo que, tras dejar a Carlo y Nani en el ascensor, camino de su habitación para asearse y cambiarse, nos dirigimos a la nuestra, con cierto nerviosismo. Nos aseamos, y con impaciencia, esperamos su regreso recostados, besándonos y acariciándonos mutuamente. Al poco, llamaron a la puerta. Eran ellos. Carlo llevaba puesta una gabardina. Sacó una botella de cava de uno de los bolsillos interiores, y la puso en la nevera. Se quitó la gabardina. Debajo llevaba un pantalón de pijama, y un pequeño slip, que apenas podía contener su pene y sus testículos. Marta, le miró con embeleso, y se acercó a él para besarle, le quitó el pijama y le bajó el slip lo suficiente para apresar el paquete con toda libertad. Nani traía un kimono sobre un salto de cama negro, casi transparente. Me acerqué, y le quité el kimono. Quedé asombrado al ver su figura con libertad. Era realmente bella, mucho más bella de lo que dejaba entrever cuando vestía vaqueros y camiseta. Me empujó, y quedé sentado sobre el borde de la cama. Se inclinó sobre mí, y me dio un beso en la boca, introduciendo su lengua. Carlo, hizo lo mismo con Marta, por el lado contrario de la cama. Gracias a un gran espejo que había frente a los pies de la cama, pude contemplar a mi mujer por primera vez, haciendo las ...
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