1. Grabando a la sirvienta


    Fecha: 02/02/2018, Categorías: Hetero Autor: astaroth, Fuente: SexoSinTabues

    ... si no entendía mi insinuación, le quité el bra y lo arrojé a los pies de la cama. No tardé en quitarme la camisa y arrojarla a donde cayera, para después tirar al piso pantalones, ropa interior y zapatos al mismo tiempo, quedando completamente desnudo casi de inmediato. Busqué entre mis cajones y extraje una tira de condones, poniéndome uno y dejando el resto sobre el buró para tenerlos a la mano. Ella solamente me observaba atónita, como no creyendo que en verdad fuéramos a tener sexo, así que me tocaba darle un amable recordatorio. “Ya lista? Puedes o te ayudo?” fuera del brasier que le había quitado yo, seguía casi completamente vestida. No esperé respuesta y comencé a desnudarla yo mismo, empezando por su blusa que corrió la misma suerte que su sostén, dejándola desnuda de la cintura hacia arriba. Busqué a tientas por dónde se abría la falda (si bien admito que busqué mucho sobre sus nalgas) hasta hallar un cierre que bajé, y deslicé mis dedos bajo el elástico de sus panties para bajarle ambas prendas al mismo tiempo; ella se cubrió con las manos pero me dejó hacer y al final terminó desnuda igual que yo. Sobraban las palabras, y simplemente me lancé sobre ella, o más concretamente sobre aquellos enormes pechos que volvieron a sentir las caricias de mi lengua mientras la acomodaba sobre mi cama; ella jadeaba suavemente, y soltó un ahogado gemido acompañado de un escalofrío cuando bajé mi mano hasta el espacio que había entre sus piernas, sin rasurar pero ya comenzando a ...
    ... mojarse, a lo cual le ayudé sobando suavemente su clítoris con mis dedos, haciéndola temblar. No quería, pero tuve que dejar sus pechos por la paz para abrirla bien de piernas y colocarme entre ellas, frotando lentamente mi miembro contra su entrada, disfrutando aquella tibieza contra la punta hasta que me acomodé y comencé a empujar. Mis caricias habían dado buen resultado, y la habían dejado bien lubricada, permitiéndome avanzar sin dificultad, disfrutando de esa piel suave, húmeda y tibia acariciando mi miembro mientras la penetraba hasta que mis huevos chocaron contra sus nalgas, y de ahí me sujeté de sus hombros y empujé con fuerza hasta que entraron como decimos en mi rancho “hasta los pelos”. “Mhmmmmmm!” la obligué a gemir al sentir cómo la penetraba tanto como me era posible, no pude evitar repetirle la dosis, haciéndola soltar otro gemido que disimuló un poco mejor que el anterior. Ganas no me faltaban de romper las patas y la cabecera de la cama con ella, pero preferí contenerme un poco y tomarme mi tiempo para disfrutar, entrando y saliendo de ella con calma, gozando de su cálido interior, que con cada embate se iba poniendo más y más húmedo mientras ella apretaba las sábanas entre sus dedos, y su respiración se iba agitando. La situación verdaderamente me resultaba de lo más excitante, y no tardé en sentir que estaba cerca de venirme, así que me detuve, y mientras descansaba volví a darme gusto con sus pechos, lamiendo y chupando a mi antojo mientras mi miembro ...
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