1. Fui infiel en una comisaría


    Fecha: 13/02/2018, Categorías: Infidelidad Grandes Relatos, Autor: hilda, Fuente: CuentoRelatos

    ... Yo ya no respondía por mis actos. Al estar con esos bellos cuerpos mi excitación no se hizo esperar. Les comencé a besar y lamer las hermosas vergas con el deseo de hacerlas endurecer al máximo para disfrutarlas. Ya no había vuelta atrás. El subcomisario me hablaba ahora con palabras obscenas: -Dale turra, chupá estas vergas que te las vas a comer por todos tus agujeros. Sos una puta hecha para el cuerpo de policías y te vas a ir llena de leche de aquí. Luego me acostaron en el escritorio y el subcomisario comenzó a chuparme el clítoris y el ano haciéndome acabar como una perra. Intentaba taparme la boca para ahogar mis gritos que eran desesperantes. El subcomisario me la metió en la concha y luego de bombear unos 5 minutos haciéndome acabar 2 veces, me levantó sin dejar de penetrarme, para que uno de los policías me la clavara desde atrás por el culo. Mientras me sujetaban en el aire, yo con mis piernas apretando la cintura del subcomisario, gozaba como una loba y mis orgasmos se repetían uno tras otro. Después uno de los policías se recostó en una colchoneta en el piso y me hizo sentar ensartándome por el culo. El otro policía se puso arriba abriéndome las piernas y comenzó a apretar su botón para introducirlo apretado junto a la otra ...
    ... pija, también en el culo. No podía creer que mi lindo culito se estaba tragando esas dos pijas, pero la sensación era increíble y me hacía templar de goce. Luego el subcomisario se hizo un lugar, no sé como y me la metió en la vagina. Eso fue la gloria, fue tocar el cielo, esos tres defensores de la ley me estaban haciendo gozar como jamás lo había hecho en mi vida. Uno de los policías derramó su leche en mi orto y el subcomisario en mi vagina. El otro policía me la dio para que recibiera su esperma tibio en la boca, mientras descargaba dos nuevos orgasmos. Cuando terminaron, me dejaron vestir y fui en busca de mi esposo que me estaba esperando en un banco de madera en el hall. Seguramente la mujer policía sabía lo que sus compañeros estaban haciendo conmigo y lo entretuvo lo más que pudo. Le dije que habían sido muy rígidos conmigo y que querían dejarme en el calabozo pero que luego había venido un superior y dejó que me liberaran. Que hermoso recuerdo me dejaron esos tres uniformados. Siempre los tengo en mi mente y a pesar de haber pasado un par de veces por la comisaría para ver si veía alguno de ellos, nunca los volví a ver, una pena. Espero que les haya gustado, próximamente les regalaré otros regalos de mis infidelidades… ¡estén atentos! 
«123»