1. Elena, mi profesora del colegio


    Fecha: 13/02/2018, Categorías: Sexo con Maduras Confesiones Autor: Alexander0022, Fuente: CuentoRelatos

    En este relato, les contaré como conseguí poder estar con Elena, la profesora de Literatura que tuve en el colegio. Todo arranca en el tiempo que iba al colegio, lo terminé en el 2009 con 18 años, ahora ya tengo 25. Elena fue mi profesora en todo el secundario, siempre me había parecido una mujer hermosa y muy sexy. Alimento muchas de mis fantasías sexuales como alumno, la típica profesora que nos calienta en las épocas de colegio. Ella es de estatura baja, no lo sé exactamente, pero debe rondar en los 1,60, de piel blanca, cabello negro largo y ondulado, de senos no muy grandes pero que lo compensa con una cola excelente, que con sus 37 años se mantiene muy bien. Si. 37 años. Una milf espectacular! Cuando terminé el colegio, muy pocas veces me la había vuelto a cruzar a Elena por las calles de la ciudad, y las veces que me la encontraba, recordaba las ganas que me habían quedado como producto de las fantasías creadas en mi mente de adolescente. Hasta que el año pasado 2016, en el mes de septiembre, yendo a la universidad caminando me la crucé. Nos saludamos con muy buena onda y nos contamos de nuestras vidas, mientras hablábamos, me daba cuenta que no dejaba de mirar mi cuerpo. Ese día me había puesto una camisa que me quedaba entallada. La última vez que nos habíamos visto, hace más de un año de ese día, hacía frio y estábamos abrigados hasta el cuello, por lo que no se notaban demasiado mis resultados en el gimnasio. Pero en septiembre, acá en Argentina hace calor, más en ...
    ... esta zona norte del país donde vivo. Ella elogió mi estado físico, me preguntó que hacía y me dijo que ella salía a caminar siempre. De verdad se la veía muy bien, tenía puesta una calza deportiva y una remera larga que le tapaba hasta la cola, por lo que no pude ver mucho. No iba a dejar pasar otra oportunidad. Siempre que nos habíamos visto me arrepentía luego de no pedirle su número de celular. Para poder tener el contacto seguido. Y poder intentar algo, quien sabe. No podía perder nada haciéndolo. Así que cuando nos despedimos le pedí su número, a lo cual ella accedió a dármelo sin pensarlo. Le propuse vernos el algún momento a tomar un café o algo. Elena sonrió y me dijo que sí. De esa manera nos despedimos. Mire mi reloj y ya habían pasado más de 15 minutos del horario de entrada de clases. Y aún me faltaban unos 15 minutos más de caminata. Así que decidí volver a casa. Me ganaría inasistencias pero por lo menos valió la pena, había conseguido el número de Elena. No dejé pasar mucho tiempo en escribirle, tanto había esperado para conseguir el contacto que no perdería más el tiempo. Así que le mande whatsapp, un lunes, con la noticia de que me quedaría solo en casa el viernes por la tarde, hasta el sábado a la tarde, más apurado estaba. Ella me respondía de la mejor manera. Y quedamos vernos en mi casa ese viernes a las 6 de la tarde. Ya tenía todo arreglado. Solo me quedaba planear alguna estrategia para poder conseguir algo. Toda la semana mi mente estuvo a mil. Hasta ...
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