1. Su nombre no era el de todas las mujeres


    Fecha: 21/02/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... Comencé por besar sus labios y entreabrirlos lentamente con los míos. A saborear cada parte de su boca. A deslizar mi lengua por la comisura de la suya y juguetear con mis dientes sobre la piel suave de su cuello dorado. Tenía una piel preciosa, entera y solo para mí. A la vez iba introduciendo la mano izquierda por su espalda, acariciando la parte baja primero con las uñas, después con la yema de los dedos y al final presionando con toda la palma. Ella comenzaba a gemir. Bajé la otra mano liberando sus muñecas y pasé el pulgar por sus labios. Ella mordió mi dedo y se lo introdujo en la boca. Me empujó suavemente a la cama y me dejé caer sobre ella. Le quité la camiseta y comencé a jugar con sus senos besándolos y chupandolos, pasando mis manos bajo su sujetador, dejando los pezones fuera y pellizcándolos primero lentamente, después con fuerza. Ella gemía y me tocaba entera: tetas, tripa, entrepierna... frenaba cada vez que paraba temiendo hacerme daño con los flashbacks que podían venirme. Le quité el sujetador con una suavidad inimaginable. Con sus manos hacía ademán de levantarme la camiseta, pero fui yo quien violentamente se la quitó y la mandó a la otra punta de la habitación. Con mi cintura simulaba follarla con ropa, moviendo las caderas y frotando su pantalón con mi pubis. Le quité el pantalón, dejando un tanga de encaje a la vista. Estaba muy enxitada, tremendaente excitada. Recorrí con mi lengua en vertical desde sus tetas hasta su obligo, dejándole regueros ...
    ... de saliva y chupetones alrededor de él. Cuando llegué al monte de Venus gritó mi nombre y dijo "¡FÓLLAME!". Eso hice. Agarré el tanga con los dientes y se lo bajé muy lentamente, disfrutando de su respiración entrecortada. Comencé besando sus labios exteriores vaginales, abriéndome paso con la lengua, tocando y arañando el interior de sus muslos con suavidad, mordiéndolos mientras su respiración cada vez se parecía más a un grito. Cuando mordí su clítoris gritó más fuerte que nunca. Lo chupaba, succionaba, lamía en círculos y aspiraba hacia mí en unos movimientos en serie que hacían que se retorciese de placer sobre las sábanas. Con la barbilla empapada le preguntaba "te gusta?" obteniendo por respuesta un "aaaah aaaaaaaaahhhhh". Para ser mi primera chica no iba mal. Para ser yo quien era, me estaba sorprendiendo. Pasaba mi lengua entre sus labios, los absorbía, la penetraba con fiereza queriendo llegar lo más lejos posible. Me movía como una serpiente en su interior, notando cómo cada pendazo de su piel era una terminación nerviosa que hacía que se revolviese en posturas de placer máximo. Pronto noté que estaba al borde del orgasmo (intuición femenina lo llaman) y bajé el ritmo para volver a besar la en la boca, con la cara empapada de propio flujo y mi propio sudor. Me besó con fuerza, con ansia. Le devolví el beso con necesidad, y ahí perdí el control de mí. Al lamer y morder su oreja deslizaba su propia mano por su entrepierna, moviendo sus dedos de forma que rozase ...