1. Mi vecina Estela está muy buena


    Fecha: 24/02/2018, Categorías: Masturbación Sexo con Maduras Autor: pepitito, Fuente: xHamster

    Con mi mujer vivimos en una casa en las afueras de una gran ciudad. Vivimos solos porque nuestros dos hijos ya están casados y viven en otras ciudades del país. Yo soy un hombre maduro llegando a las 60 primaveras en la plenitud de la vida, con un físico que todavía me pide guerra contra el sexo opuesto.En la casa vecina vive con una hija de 8, una señora de aproximadamente 32 años, divorciada desde hace unos años y a la cual no se lo conoce relación masculina alguna, al menos en su casa. Trabaja en su hogar haciendo manualidades muy ingeniosas que las vende muy bien. Ella se llama Estela.Ella es una mujer que como no se viste bien, me refiero a ropa que le haga lucir sus atributos, y a veces parece desaliñada y falta de gracia femenina. Sin embargo, yo que la he espiado a veces cuando toma sol en su terraza, puedo dar fe de que tiene un cuerpo de formas más que agradables y que darían mucho placer a quien tuviera la fortuna de poseerlo. Mide unos 1,68 centímetros y no debe llegar a pesar los 60 kilos. Puedo arriesgar sus medidas en unos 93-62-90. Es decir, unos buenos pechos y un culo bien respingado y redondo. Su cabellera es larga de color castaño claro. Realmente no es bonita pero tampoco fea pero tiene unos ojos azules preciosos que resaltan en su cara y la vuelve mucho más atractiva.Estela, según nos fuimos enterando con el correr del tiempo es asmática y cada tanto tiene esos ataques furiosos que casi no le permiten respirar, y cuando ellos ocurren, se asusta mucho, lo ...
    ... cual precisamente acentúa ese problema.El día que motiva este relato estaba solo en mi casa porque mi esposa había viajado a visitar a nuestro hijo que vive en el norte del país. Era una tarde a hora temprana, la hora de la siesta de un día de bastante calor, razón por la cual yo estaba en shorts recostado en mi cama leyendo un libro con el aire acondicionado refrescando el ambiente.Un timbrazo y unos golpes a la puerta interrumpieron mi lectura. Salí a ver que estaba sucediendo y veo a Estela apoyada sobre la puerta con cara desencajada y respirando con dificultad. Rápidamente le abrí la puerta y la ayudé a entrar. Como le costaba caminar la alcé en brazos y la deposité en un sillón amplio que tenemos en la sala. Le apoyé la cabeza sobre un almohadón y tomándola de las manos traté de calmarla.… Tranquila Estela, tranquila que ya se te va a pasar. Tomaste la pastilla que te recetó el médico para estos ataques?...Sin responderme asintió con la cabeza. Eso me dejó más tranquilo porque yo sabía que esas pastillas demoran un rato en conseguir el efecto deseado. Sin embargo, como para no parecer de****tés le ofrecí un poco de agua que rechazó con otro movimiento de cabeza.… Ya se va a pasar, trata de respirar más despacio y profundo que ya te pondrás bien…Seguía tomado de sus manos, pero ahora acariciándolas para hacerle sentir protegida. De a poco su respiración se fue volviendo normal, aunque entró en una suerte de letargo profundo, suponía yo que era secuela de la medicina que ...
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