1. Familia sin tabúes (Hernesto se folla a Pablo)


    Fecha: 28/02/2018, Categorías: Gays Sexo con Maduras Autor: ZLAZKO-KAI, Fuente: CuentoRelatos

    ... limpia, se la guardó dentro del vaquero, y recogió el dinero que el hombre le había dejado encima de la mesa. Se levantó del sillón sin apartar la mirada de mí, y se dirigió hacia donde yo estaba. Me tendió la mano indicándome que me levantara y que le siguiera. Fuimos hasta la barra, y se acercó al barman diciéndole algo en el oído, y éste al momento le entregó unas llaves. Sin dejar de soltarme la mano, me condujo hasta entrar en el almacén del pub... y en un sofá que había pegado a la pared del fondo, me empujó hasta sentarme. No articulamos palabra alguna ninguno de los dos, creo que sabíamos perfectamente lo que queríamos el uno del otro, que todo estaba dicho y que no hacía falta decir nada. Pablo se quedó de pie frente a mí, agarrándome de la corbata y acercando mi boca a la suya para comérmela a besos. Me sentía en el paraíso, era como un sueño que por fin se había hecho realidad, y que todavía no podía creerme. Ese muchacho que había visto crecer y que se había convertido en todo un hombre... y que hombre joder... ahora estaba comiéndome la boca, y notando su lengua retorciéndose con la mía. Se sentó encima de mí mientras nos besábamos ardientemente, desnudándome al mismo tiempo el pecho, apretándome fuerte los pezones con los dedos, y sin dejar de llenarme la boca con su saliva. Yo le magreaba las nalgas, atrapándolas en su totalidad con mis manazas, y disfrutando de ese momento... ¡Por fin ese culito iba a ser mío!... Quería que gozara, que se estremeciera de ...
    ... gusto, y que no olvidara nunca en su vida, que su tito Hernesto (como él me llamaba) lo volvió loco de placer. Sentado encima de mí movía su pelvis sin parar, restregando su paquete contra el mío, notando su polla empalmada y dura, rozarse con mi polla también sólida y rígida. Incluso se me escapó un gemido de gusto, al notar que me la estaba pajeando con su cuerpo, y que mi Pablo lo estaba disfrutando. Su cuerpo entero temblaba de ardor, besándome los labios, chupándome la lengua, lamiendo mi cara, mi cuello, las axilas una detrás de la otra, percibiendo intensamente mi olor y sabor en cada lametada que me daba. La verdad es que el niñato era todo un maestro, no sabía realmente si se movía así porque estaba harto de hacerlo, o porque yo le provocaba tal excitación y fogosidad. El caso es que yo estaba ardiendo de lujuria, encantado con lo que me hacía sentir, y deseando comerme su cuerpo enterito. Pablo no perdía el tiempo, y sin darme apenas cuenta ya me había sacado la polla fuera del pantalón, y me la jaleaba alegremente con la mano. Se arrodilló delante de mi cipote con la mirada clavada en él, examinándolo palmo a palmo, como si estuviera adorándolo y esperando el momento justo para zampárselo. Primero lo lamió despacito haciendo hincapié en mi redondeado, regordete y rosado capullo. Metía la lengua por la rajita separándome el glande en dos, ahondaba con fuerza recogiendo con ella cada gota de pre-cum que yo segregaba, para luego restregarlo por el cabezón mezclada con su ...
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