1. Desvirgamos a la hija de la sirvienta


    Fecha: 28/02/2018, Categorías: No Consentido Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... se lo descuente de sus haberes. Le dije que no se preocupe, que yo le miraría la boca a su hija sin compromiso. Cuando la conocí un extraño escalofrío me recorrió la piel, pero no le di importancia. Solo tenía una carie en una muela, un diente partido y bastante placa bacteriana. Realmente me desconcertaba su aroma mientras la revisaba. Como que su cuerpo despedía una sustancia arrogante que me ponía a prueba. Me daban ganas de arrancarle la ropa y violarla ahí mismo. Pero, por más que ya tuviera 18 no podía hacer nada, y eso me quemaba el marote!! Sus tetas desafiaban a la remerita roja que traía, tenía una colita poderosa y una mirada pícara. No sabía por qué se movía abriendo y cerrando las piernitas cuando esperaba en una silla a que yo complete unas planillas con sus datos personales y médicos. Suspiraba, le sudaban las manos y se mostraba nerviosa. Le conté a Belén de la visita de Celeste, la nena de la gorda, como ella le decía. Al mencionarle que tenía olorcito a pis abrió la boca como para decir algo, sonrió y murmuró: ¡che Javi, no será virgen la cochina esa?!, y nos reímos juntos para pronto entrelazar nuestras lenguas en un beso feroz que nos condujo al sillón, donde fue inevitable cogernos como animales en celo. Los días pasaron, la rutina hacía su ejercicio metódico en nuestras actividades, y en el medio falleció nuestro único perro. Algún hijo de puta lo envenenó por callejero, ladrador y por su fama de morder a las viejas. Un sábado Susana llegó con los ojos ...
    ... llorosos, demacrada y con la voz propia de una angustia terrible en el pecho. Belén y yo la invitamos a desayunar con nosotros, y entonces se desahogó en grande. Su problema era Celeste, su niñita. En un descuido, la madre revisó el celular de la pendeja, y a pesar de que no sabía manejarlo, había quedado seleccionado el último contacto de whatsapp. Dice que no paraba de llegarle mensajes. Se adentró en aquel contacto y no pudo creer todo lo que vio y escuchó. Había fotos y audios. En las fotos, Celeste mostraba las tetas al aire, paraba la cola con calcitas apretadas, se chupaba un dedo, olía una tanguita, tiraba piquitos y sacaba la lengua. Había otras que eran las del destinatario. El fulano le enseñaba su pija en distintos estados de erección, desnuda y bajo su ropa interior, y también de cómo se la pajeaba. En los audios él le prometía su lechita por todos lados, y ella le juraba que sería su putita siempre, que se la va a mamar toda, y que no puede más de calentura. Además Susana venía escuchándola por las noches. Se dormía muy tarde, se hacía un ovillito bajo sus sábanas y frazadas, se movía y cuchicheaba con el bendito celular en la mano. Esto se agravaba por la pésima situación escolar de la nena. Todavía estaba en tercer año a causa de las veces que repitió segundo. Le iba mal hasta en educación física. Susana lloró, la insultó y vomitó su dolor por no poder ser una buena madre, según ella. Le dijimos que hable con su hija, pero que no la presione ni la castigue, ni ...
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