1. mi mama, la monja, es mi amor


    Fecha: 03/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... diversidad de entretenimientos y placeres desconocidos, marean a cualquiera y mas a esta marciana recién llegada. La compañía y el cariño de un joven tan apuesto y deseable como mi hijo, es un tema a parte, que comenzaba a inquietarme. No me gustaba que frecuentase algunos lugares y algunas compañias sobre todo femeninas, es que las pendejas hoy andan casi en bolas y se regalan, inaudito. Como ha variado la moda, el idioma, las palabrotas, ya no hay decoro, ni demasiado decencia, se habla de todo sin ningún pudor, la verguenza ya no existe. Debo confesar que aprendi a diario con nuestras salidas y me senti una pendeja a su lado, volvia a vivir. Algunas cosas comenzaban a hacer vibrar mi intimidad, hasta desear ser parte del quilombo, (mira yo usando esa palabra), en que vivimos. Estaba tan orgullosa de mi pareja que deseaba lo fuera de veras, que locura. Hasta me llevo a festivales, a boliches, a lugares de sospechosa legalidad. Cada salida iba seguida de una vuelta a casa un poco mareada y con humedad en mi concha, deseosa ya de sexo. Aprendi como masturbarme y por fin gozar de esa maravillosa hendidura que tenemos las mujeres entre las piernas, por la PC, pude visualizar cosas inimaginables que me ponían totalmente desquiciada y comencé a entender porque las mujeres estaban tan regaladas. También a ver a los hombres mas en profundidad, tenia 35 años y nunca había tenido ante mi una pija, ni haberla tocado, menos chupado, jaja, quien pudiese creer que hacia tiempo había ...
    ... sido madre. De tetas ni hablar, solo recuerdo que cuando me sacaron al niño tenia que apretarlas para emitir leche porque me dolían de llenas, ahora las mujeres se las operan para tener la medida que deseen. Me las miro, las acaricio y las veo apetecibles, se me cruza por la mente a mi nene mamandomelas y me termino masturbando. Inocentemente le comento estas cosas a Ceci, ella me mira y me dice, hija, piénsalo bien, no es fácil de resolver lo que te esta pasando, mas sencillo es buscar fuera de casa a alguien que te consuele. Como respuesta, le muestro un consolador que me compre y me dice, porque me lo muestras?, porque esto es lo que encontré fuera de casa. Para colmo llega el verano, hacemos pileta y solarium juntos, lo veo en malla, es igual, menos en pena que el Cristo en la cruz con quien supuestamente estuve casada y lloraba a sus pies todas mis desdichas, es flaco, se le notan las costillas, y sus musculos, solo su cara es lampiña y sonriente siempre, es un chico feliz. Pero asi casi desnudo me calienta y sueño con ver y acariciar lo que su slip esta ocultando. Pero no me quedo atrás; con Ceci, me compre un par de biquinis, bien degeneradas, de las que el culo queda todo al aire, nunca imagine que alguna vez en la vida usaria una prenda asi. Para poder usarlas me depilaron, me sentía realmente desnuda, desprovista de mi tupida mata de rizados pendejos. Cuando él me la vio puesta, observe su asombro, su cara trasuntó una admiración a lo que mostraba su madre, ella tan ...
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