1. La posesión de mi esposa (2)


    Fecha: 04/03/2018, Categorías: Confesiones Dominación Autor: Benegas12, Fuente: CuentoRelatos

    ... su semen dentro de la concha... Cuando termino con la fecundación, el ser deposito el cuerpo inerte de mi mujer en la cama, casi a mi lado, sintiendo un hedor insoportable que provenía de su entrepierna. Una vez incorporado, me miro con desprecio y por única vez se dirigió a mí con una voz que me aterrorizo diciéndome… ahora ella es completamente mía, nunca te atreverás a poner una mano encima de mi mujer, y pobre de ti, si interrumpes el proceso de concebir mi hijo que esta mujer acaba de empezar. Quede congelado, no sé cuánto tiempo paso, hasta que sentí que ella se quejaba. Quien sabe qué consecuencias habrá cuando ella despierte. Su cuerpo desnudo recién cogido me impacto. La leche del ser saliendo de su vagina como un torrente sin fin me dejo sin habla. Solo sus quejidos eran su lenguaje. Se levantó del lecho sin pronunciar una palabra, y chorreando esperma se dirigió al baño. El agua de la ducha me trajo a la realidad. Me desnude y me metí con ella. Parecía ausente, como si yo no existiera. La abrace y sentí su rechazo, y una mirada desconocida sobre mí, me hizo apartarme. Como si todo el desprecio del mundo estuviera concentrada allí mismo. La espere en la habitación. Camino desnuda, seguí el vaivén de sus mamas que parecían más grandes que nunca. Mientras se untaba crema en los pezones, me dijo… quiero dormir sola. Esa fue la última palabra que dirigió hacia mi persona. Nunca más permitió que ...
    ... entrara a la habitación. Por las noches, me despertaba el ruido que indicaba la llegada del demonio, y a partir de ahí, los sonidos sexuales invadían la casa. Pase días sin verla, recluida desnuda en la habitación, haciéndose ver solo cuando se alimentaba. Con el correr de las semanas el abultamiento de su vientre se hizo indisimulable y al notar mi mirada, me dijo, abrazando su vientre preñado. Este es mi hijo, solo mío. Mis únicas estimulaciones sexuales eran cuando sentía que se duchaba. Escondido por una pequeña ventana contemplaba su cambiado cuerpo. Los pechos pesados parecía que vencerían su columna. Los pezones con una punta increíblemente gorda coronaban unas areolas marrones oscuras. Su vientre a punto de reventar, marcado por venas rojas en todo sentido, y su sexo dilatada de tanto recibir a ese aparato demoniaco que la poseía todas las noches. La ultima visión de ella, fue una calurosa noche, en la cual los quejidos sexuales de ella fueron más intensos. Me asome y vi que estaba a punto de parir. Y cuando estaba decidió a auxiliarla, una luz me segó por completo, y a duras penas pude ver como el ser con una naturalidad asombrosa, la tomo en sus brazos, y alzándola, ambos se volatilizaron, dejándome en un estado de delirio del cual aún no me recupero. Nunca más supe de ella. Algunas noches presiento su presencia, imagino su rostro en la oscuridad y solo me reconforta el pensar que vivirá eternamente. 
«12»