1. Sexo húmedo


    Fecha: 07/03/2018, Categorías: Fetichismo Autor: Angelito;), Fuente: SexoSinTabues

    ... caricias, puro amor. Nos sumergíamos bajo el agua y proseguíamos con nuestros besos, besos que hubieran hecho evaporar el agua del ardor que transmitían. Yo no lo había planeado así, incluso no había concebido tan siquiera la idea, eso fue lo mejor. Así permanecimos largo tiempo hasta que ella decidió jugar. Con un "atrápame" salió nadando hacia fuera y desde allí (ni que decir tiene que su silueta mojada y bajo aquella luz nocturna resultaba de lo más hechizante) me miró y comenzó a correr. Así que salí tras suya, casi olvidando que no podía hacer ruido. Ella subía por un camino empedrado y luego por el césped que ascendía hasta un tobogán. Fue casi en la cima donde logré atraparla, el impulso nos hizo caer sobre la verde alfombra y continuar con el recital de besos. Sin darnos cuentas empezamos a rodar intercambiando nuestras posiciones, el picor después sería terrible, pero en aquel momento no éramos conscientes de ello. Al fin caímos en terreno firme y aproveché para llevar mis besos y caricias a otros puntos de su maravilloso cuerpo. Bajé hasta sus pechos, aún ocultos por el bikini fucsia, los pezones estaban marcados por el fresco de la noche y, evidentemente, por la excitación. Los besé profusamente pero con cierta delicadeza, ella era como un dulce que hay que ir saboreando en cada bocado. Ella disfrutaba, sus gemidos entrecortados lo ponían de manifiesto. Puso sus manos sobre mi cabello mojado y apretó mi cabeza contra su pecho. Yo proseguí con mi labor, ahora más ...
    ... excitado aún. Una de sus manos bajó por mi cuello hasta mi espalda y me acarició, ella quería mi cuerpo esa noche, todo mi cuerpo. Qué remedio, debía entregarme a ella. Desabroché el sujetador que, por suerte, tenía el enganche en la parte delantera. Por fin pude ver sus pechos voluptuosos, parecían plateados gracias a la luz que los astros nos ofrecía. Por un momento creí estar haciéndolo con un ser no terrenal, una diosa quizá. Lamí aquellos pechos desnudos y los acaricié con mucho mimo y cuidado. Ella gozaba, sus caricias en mi pelo y espalda así lo denotaban. En una de mis acometidas volví a subir y a besarla, filtrando mis dedos entre su rubio pelo, como el frágil riachuelo osa abrirse paso entre los frondosos bosques de espesura inmemorial. Durante esto nos levantamos ligeramente, cambiando así de posición hasta acabar sentados. Nos separamos un instante para coger aire, fue entonces cuando ella dirigió sus ojos hacia mis bermudas y pudo comprobar el grado de excitación que me invadía. Tras apartarse un poco más me sorprendió al dirigir sus delicados pies hasta las mojadas bermudas. Comenzó a frotar suavemente mi miembro aún oculto bajo la tela; era la primera vez que alguien me hacía esto y sin duda alguna me gustó mucho. Levanté la vista y lancé un leve gemido hacia el cielo mientras mis manos se apoyaban tras de mí en el suelo para evitar perder el equilibrio. Ella se afanaba jugando con mi miembro entre sus pies. Con habilidad asombrosa utilizó uno de ellos para bajar ...
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