1. o) ¿Decepción?


    Fecha: 19/09/2017, Categorías: Gays Incesto Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... del monte, detuvo el motor y nos quedamos en silencio. -¡Joder! Mira que cabrón, como se lo pasa… -se detuvo al mirarme y ver mis ojos inundados en lágrimas. -¡Será hijo puta! Ven aquí. -pasó los brazos a mi espalda estrechándome muy fuerte. Estuvimos un buen rato así, hasta que los cuerpos se dormían por la postura que manteníamos, pasaba las manos por mi espalda acariciadoras y apretando, haciendo que notara su extraordinario cariño. -Dame un pañuelo si tienes. -me soltó y buscó una caja de clínex, estaba sin abrir y rompió la cubierta para entregármela abierta. -¿Puedes llevarme a casa? -le agradecía la compañía, y el largo abrazo que me ofreció, pero necesitaba estar solo. -Ni hablar, tú te quedas a mi lado, no quiero que te pase algo malo. -no le faltaba razón, si volvía a mi casa sería mi padre quien me preguntara al veme regresar tan pronto, y entre los dos era mejor estar a su lado. -No me pienso suicidar, puedes estar tranquilo. -conseguí que sonriera y volvió a abrazarme, me dolía el cuerpo por la forzada posición. -Tampoco merece la pena. -me cogió la cara con las manos y me besó la frente. -Vamos a comer algo, yo muero de hambre. -con mi dilema no me daba cuenta de que llevábamos mucho tiempo sin comer, y aunque a mí no me apeteciera mi amigo tenía un estómago reclamándole. Le miré mientras comía, tenía suerte de tener un amigo como él, único a ese nivel. Paseamos después de comer, sin subir donde habíamos estado a la mañana, llaneando para pasar el tiempo, él ...
    ... quería hablar y lo hizo, parando a veces al ver que no obtenía respuestas. Óliver se dejaba querer por las chicas. Según J.C. no había una en el barrio que no le persiguiera, y desde hacía meses las dedicaba mucho tiempo. Le escuchaba y sus palabras eran lluvia cayendo sobre granito impermeable, a veces no le escuchaba. Me mostraba un Óliver que no conocía, y en todo caso, aunque así fuera, como él decía insistiendo, mi hermano no tenía la culpa de ser atractivo, si embrujaba a las chicas era sin intención, un don que poseía, eso mismo me había pasado a mí. Y si recurría a ellas era porque yo lo descuidaba, dedicándome a hacer de… Volvían las lágrimas a salir y no quería las viera. Cuando me dejó en casa estaban los tres riendo en la sala jugando a las cartas. Por lo menos ellos no tenían problemas, los saludé y subí a la habitación para ducharme, olía a tigre después de tener el sudor impregnando la ropa todo el día. Recogí ropas para la lavadora, las sábanas escondidas y manchadas del esperma que había tirado Óliver la noche anterior, salí a la parte trasera y puse la máquina en funcionamiento. Me sentía tranquilo relativamente, sin querer pensar en la reacción que mi hermano tendría. Debía evitar por todo los medios que los demás se enteraran, y esperaba que dejara para cuando estuviéramos solos lo que tuviera que decirme. Por mi parte sabía que no podía sentirme ofendido. Sí Óliver había hecho algo que se le pudiera reclamar, no era yo quien tenía la capacidad moral de ...
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