Travesti sumisa - Relatos Eróticos

Travesti sumisa

Llevaba mucho tiempo en conversaciones con una mujer que le gustaría dominar a un hombre, en nuestras conversaciones calientes yo la había contado todos mis secretos sexuales y ella disfrutaba con aquellos contenidos en las largas tardes o noches enganchados al teléfono.

La mujer tenía mi edad no sé si estaba casada soltera o viuda y solo tenía sus rasgos por lo que ella me había dicho.

Un metro sesenta y cinco de altura pecho voluminoso al igual que sus caderas y culo pelo castaño corto cara redonda y guapa ojos muy expresivos su almeja tenía un ligero pubis entre castaño y caroso un clítoris muy desarrollado y sensible y grandes labios con una vagina profunda.

Hasta ahí me parecía una mujer atractiva sin verla simplemente por lo que me decía su voz era muy sensual.

Después de todas aquellas largas charlas estábamos preparados para una sesión de sexo.

La idea era quedar el sábado por la mañana sin imitación de tiempo ya que tendríamos para picotear y comer.

Yo tendría que travestirme ya que a ella también le llamaba la atención y yo me sentiría más complacido.

La cita no era ningún domicilio sino en un local comercial que estaba cerrado al público, la puerta no había más que empujarla a la hora indicada, cuando llegué cerré la puerta por dentro y al fondo una voz femenina que ya conocía me dijo que me preparase en una de las estancias.

Cuando ya estuve travestido le llamé a la mujer ( mi ama ya estoy preparada ).

Me acerqué hasta la parte más al ...

... fondo del local dónde había un columpio suspendido desde el techo una cama y algunos artilugios por las paredes que denotaban que era un sitio para practicar algo digamos sadomasoquista daba un poco de yuyu.

Bueno perrita ( me recibió una mujer con un antifaz medias negras y lencería del mismo color de encaje) llegó el día aquí tengo un documento que quiero que leas y firmes si estás de acuerdo, dicho documento más o menos decía que me entregaba a sus caprichos sexuales y que durante ese sábado le pertenecería en cuerpo y alma y que debería cumplir si quería satisfacerla y si no que sería castigada.

Tenía mis dudas pero el calentón era tremendo aunque también un poco de miedo.

Me ató al columpio en el que quede con mis piernas atadas y suspendidas hacia arriba exponiendo mi culo y dejando mi cabeza semi suspendida hacia atrás.

Estás segura zorrita que quieres seguir vas a ser mi esclava vas a ser mía es el momento de que te vayas o antes lo que viene.

Como habíamos hablado de mis gustos y de mis limitaciones y que el dolor no entraría en juego tenía cierta tranquilidad aunque siempre tenía mis dudas.

Si mi ama claro que he venido a satisfacer tus deseos sede tuya.

En aquel momento entró un tipo por como estaba suspendido yo lo veía prácticamente al revés el hombre en cuestión me diría alrededor de unos 75 tenía bastante bello en el cuerpo menos en sus genitales y culo era fuerte más bien gordo con un aspecto de oso llevaba puesto un pantalón de látex sin ...