1. Las desventuras de Elvira y Valeria


    Fecha: 16/04/2024, Categorías: Dominación / BDSM, Autor: Catalina, Fuente: TodoRelatos

    ... servicio y ya llevaba diez minutos tumbada. Se levantó, se arregló el pelo y salió de la habitación en dirección a la cocina. Se encontró a su marido manteniendo una amigable charla con Néstor.
    
    —Martino, siento la tardanza. —dijo dándole un beso—Ya sabes, cosas de mujeres...—mintió. —Perdona, Néstor. ¿Quieres más café?
    
    Ignoró el hecho de que Néstor tenía los ojos puestos en su culo. Aquel cerdo era el novio de su sobrina, Valeria, la malcriada hija de su hermano.
    
    —Sí, por favor. Todavía no sé cómo no habéis comprado una esclava para hacer las tareas de casa, te ahorraría mucho trabajo.
    
    —Oh, por Dios. No es que a Martino no le gustara tener una, sobre todo para las tareas de casa y… bueno, para lo que él quisiera... pero es que pasa casi todo el día fuera. —acercó la jarra a la taza de Néstor para verter café. —Además, hay muchas en el almacén de la Ferretería.
    
    La Ferretería era como Feli llamaba a la empresa familiar que su hermano Damián llevaba junto con Carlo Santorino, su joven socio estadounidense, en la que ella trabajaba como contable. La empresa había comenzado siendo una ferretería industrial, pero hacía ya un año que era un almacén de preñado de esclavas. Allí se encargaban de la crianza de niños y niñas bajo demanda, siempre para familias infértiles o que simplemente quisieran un hijo con características físicas concretas o determinada disponibilidad genética para ciertos deportes. Después de cambiar el modelo de negocio por uno más lucrativo ...
    ... Damián, quien tenía varios negocios, había mantenido los puestos de trabajo de su mujer e hija y, por supuesto, el de ella, Feli, su hermana, que era una hábil trabajadora con un envidiable currículo en su haber.
    
    —Sea como sea, si alguna vez la necesitáis no la cojáis de vuestro almacén, estoy seguro de que eso le quitará toda la gracia. Conozco un sitio, el parque de Miraflores, aquí a una hora de Zárate, en Islas de Ibicuy. Allí meten a las mujeres que no pueden pagar el permiso de libertad y las dejan esconderse hasta que alguien las cace, y si logran esconderse por más de diez días las sueltan libres y pagan su deuda, por unos mil dólares cada uno podéis cazar a cualquier moza. No sé si dejan participar a mujeres...—dijo mirando a la mujer con una sonrisa, antes de encogerse de hombros—pero bueno, la plata es la plata, y además paréis en dólares.
    
    —Supongo que tiene su gracia—dijo Feli tras apurar su mate, que ya se encontraba frío. —Pero es demasiado caro. Y, además, si adquiriéramos una esclava lo haríamos por el método convencional, comprándola. ¿No es así, amor?
    
    Martino asintió con la cabeza e intercambió una mirada con Néstor. Feli hizo como si no hubiera visto nada y volvió a sorber de la bombilla. No quedaba nada ya, y el hervidor de agua estaba apagado. «Eso me pasa por tomarme el mate con este renacuajo idiota… siempre me pone de los nervios. Como su novia… y su suegra». Maldición, había olvidado que aquella tarde tenía que pasar por la fábrica.
    
    Terminó de ...
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