1. Mi vecina


    Fecha: 20/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... fijó en la bragueta, y me dijo: ¿está tu madre en casa? Yo le contesté que acababa de salir para la oficina y que llegaría tarde, ¿desea que le diga algo? Le pregunté. Ella me sonrió y me dijo: que estás solito? Me dijo de nuevo mirándome la bragueta. Me miré de reojo y aquello no bajaba, la miré a ella y de su camisa aparecieron 2 bultos bastantes prominentes bajo su sonrisa burlona, en aquel preciso instante me di cuenta que me había descubierto, y creo que le gustaba. Se adelantó un par de pasos hasta entrar en mi casa y cerró la puerta tras de sí, diciéndome: ¿sabes que eres muy mayorcito para espiar?, se acercó a mí y me cogió la mano, y me volvió a decir: lo sabes? Yo le dije que sí con un movimiento corto de cabeza pues no quería perder la vista de sus maravillosos pechos, y me dijo: me has hecho sentir como hacía tiempo! Y se llevó mi mano hacia uno de sus pechos. Yo no sabía que hacer y lo primero que se me ocurrió fue alargar la otra mano para cerrar el cerrojo de la puerta. Ella se quedó atónita, como diciendo : este no me va a dejar ir hasta darle lo que se merece. Cuando alejaba la mano también me la agarró y me la puso en su otro pecho, y con sus ojos me dijo sí! Comencé a masajearle los pechos como imaginaba, eran grandes, pero yo quería sentir su piel y le insinué que se quitase la camisa, se la quitó y puede ver aquellos espléndidos pechos, grandes, la piel tersa y sus pezones grandes y duros de un color moreno. Quería y necesitaba probarlos y sin mediar ...
    ... palabra me acerqué a ellos lentamente y fui saboreándolos uno a uno y su olor era dulce y cálido, pasaba mi lengua por el exterior y haciendo un recorrido con mi saliva, llegué a los ansiados pezones, en ese instante, ella me miraba pero ya no había echado la cabeza hacia atrás y se mordía los labios. Un gemido soltó, ahhhhhh! Así se hace, sigue, sigue! Me susurraba al oído. Haciendo círculos me abrazaba los cabellos y me acariciaba la cabeza, me apretaba contra sus pechos, yo a esto le daba mordisquitos en sus pezones, cosa que agradeció cogiéndome el paquete, y me bajó la cremallera lentamente, sacándome mi verga ya durísima. Con sus manos iba acariciándome y sus uñas largas y de color rojo pasión las usaba para darme gusto en los huevos, yo le seguía regalando chupetones entre sus pechos, el canalillo lo recorría con mi lengua como si fuese mi verga, húmeda y caliente, por los pechos que imaginé que me corría. Su mano continuó masajeándome y yo disfrutaba con cada caricia. Se dirigió hacia el salón sin soltar un instante mi miembro, se sentó en una silla y dirigió mi mano a su falda y luego me colocó de rodillas. Me propuso que entrase entre sus piernas y falda y que llegase hasta el final. Me arrodillé y dirigí mi cara hacia allá, yo quería probarla por todos su poros y ella también lo quería. Llegué a una zona húmeda y saqué mi lengua ya experta, no había pelos por ninguna parte y sentía algo duro, y muy húmedo. Al succionar dio un respingo y posteriormente un gemido y ahí ...