1. El excéntrico millonario y la belleza perdida


    Fecha: 21/03/2018, Categorías: Dominación Hetero Autor: Madame R., Fuente: CuentoRelatos

    ... de la piel morena, preciosa, de su rostro. ―D-disculpe por interrumpirlo tan tarde, me imagino que estará usted ocupado, pero mi auto se averió y me gustaría usar su teléfono, si no le molesta. Señor… ―Leonardo ―no tenía por qué, pero se estremeció al escuchar su voz ronca―. ¿Entras a la casa de alguien sin siquiera saber su nombre? ―preguntó con un deje de burla. ―Como le dije, mi carro se averió ―trató de defender―. Además, no podría conocer su nombre porque no es usted alguien muy sociable. Lilia quiso devolver el tiempo al encontrar un gesto duro a causa de sus palabras. Aunque Leonardo no se había movido le daba la impresión de que estaba tan cerca que le costaba respirar. ―Lo lamento, no quise decir… ―Ese era mi padre ―contestó él, restándole importancia―, era un hombre huraño, por eso construyó esta mansión aquí para vivir los últimos días de su vida. Lilia pensó que no se había equivocado tanto con sus conjeturas sobre el dueño de ese lugar. Solo que el dueño estaba muerto hace meses y en lugar de eso tenía a su infartante hijo frente a ella. ―Lo siento mucho. Él la observó con su par de ojos de un verde salvaje y los párpados entrecerrados. Después, sin contestar, empezó a caminar y le hizo una seña para que lo siguiera. Lilia lo obedeció sin rechistar, y aunque una parte de ella le gritaba porque se detuviera y escapara de ese siniestro lugar cubierto de oro. Entraron a una habitación que se encontraba al fondo, pero que no era nada pequeña. Esta vez sí se detuvo ...
    ... para contemplar el sitio, que tenía en medio una enorme cama redonda, o al menos eso debía ser por su apariencia. Estaba cubierta por esponjosos almodones y telas de colores vibrantes. Tragó saliva creyendo por un momento que se encontraban en el cuarto del señor, pero al observar que también había una pantalla plana y videojuegos, además de un estante repleto de libros y una mesa, se dio cuenta de que era algo así como un cuarto de juegos, que combinaba juegos de adultos y de niños por igual. ―Aquí está el teléfono ―señaló él mostrándole un aparato antiguo, pero igual de reluciente que todo lo demás. Lilia se apresuró, sonrojada, y agradeció con un asentimiento bajo la mirada atenta del joven, quien la seguía a cada movimiento, poniéndola más y más nerviosa. ―¿Lo vas a usar? ―siseó él. ―¿Disculpe? ―¿Solo lo vas a usar y ya? ―repitió. Lilia experimentó más nerviosismo. ¿Qué debía responder a eso? En realidad, ¿qué significaba? Miró sus propios pies como si estos fueran a darle la respuesta. ―Le pagaré, no se preocupe. ―¿Y cómo lo harás? Esa vez no se lo imaginó, Leonardo en verdad susurraba en su oído. ―C-con dinero. Por primera vez, lo escuchó reír. Fue un sonido susurrante que, a pesar de eso, se extendió por toda la estancia. ―¿Acaso crees que necesito dinero? Lilia dejó su mano a medio camino y sintió que su cuerpo se entumecía. La idea de llamar se esfumó de su mente, pues tenía frente a ella un asunto que requería de toda su atención. Levantó la vista para encontrarse con ...
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