1. Recuerdos de mi Sandra Maria


    Fecha: 22/03/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... sitio de intercambio a ver qué pasaba. Una vez, hasta fijamos el día en que iríamos. No recuerdo por qué no lo hicimos. Aunque imaginábamos que otro la poseyera, no sé aún si lo hubiésemos hecho. En todo caso, hoy, cuando imagino que ella se acostaba con su nuevo marido desde antes de separarnos, más que celos siento profunda envidia de que goce con otras caricias. Desde nuestra separación siempre busco en otras mujeres a mi Sandra. Cierro los ojos e imagino que es a ella a quien le hago el amor y que es ella quien me cabalga con su movimiento frenético de nalgas, con sus movimientos de "puta" como le gustaba sentirse cuando hacíamos el amor. Me masturbo cada vez que puedo y siempre termino con ella en mi mente. La imagino conmigo a través de recuerdos de cientos de momentos, me invento cosas que no hicimos, la imagino con sus amantes anteriores a mí los cuales conocí, curiosamente, a todos (o por lo menos a todos de los que supe), imagino cómo será con su hombre actual y así, dando rienda suelta, a ...
    ... mi imaginación, lejos no sólo por la distancia sino lejos de su corazón, la traigo cada noche a mi cama y la poseo en mis desvaríos concientes y en mis sueños. Ahora la acaricio horas enteras antes de poseerla, la admiro, la lleno de amor, de palabras intensas, adoro su compañía, no quiero que se mueva de mi lado. ¡Cuánto lamento que cuando era mía olvidé todo eso! Le negué decenas de momentos de amor, le exigí hacerlo cuando yo quería y a mi manera, rápido, sin mucho preámbulo. Me bastaba, casi siempre en los últimos meses, que me cabalgara mostrándome sus nalgas y el movimiento circular, perfecto, magistral de su trasero exprimiéndome. ¡Qué dolor de alma! Finalmente, sea o no cierto, yo no la perdí porque se haya enamorado de otro. Simplemente, otro llenó en un momento determinado los vacíos que yo empecé a dejar de llenar, su necesidad de ser admirada, comprendida, bien tratada, amada y deseada como sólo se puede admirar, comprender y amar a un ser tan maravilloso de cuerpo y tan perfecto de alma. 
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