1. La lección de Piano


    Fecha: 23/03/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... querer la parte lateral de mis pechos con sus antebrazos. Para mi sorpresa, casi de inmediato mis senos acusaron el roce y los pezones se me pusieron duros, lo cual, de más está decir... se notaba. Ella seguí tocando y dada nuestra proximidad, hasta llegué a sentir en mi espalda el contacto de sus pechos. Cuando terminó el ejercicio, le pedí de ir a tomar algo de agua fresca para luego continuar. Sencillamente, no podía entender por qué me encontraba tan excitada. Al volver, al living mis pezones aún continuaban duros como clavos, a lo que ella me dijo:- "Maijo, ¿Acaso tienes frío que se te han puesto los pezones tan duros?." Yo me quedé muda, no sabía qué decirle. La verdad es que no sabía por qué se me habían puesto los pezones así, hoy supongo que fue porque me los rozó. Es una parte de mi cuerpo débil. Sonrojada por la vergüenza fui hacia el piano una vez más.Ella me hizo nuevamente un lugar en la diminuta banqueta y yo volví a mi lugar, sentada delante de su pubis, solo que esta vez mi cola estaba prácticamente rozando en su hueso pélvico. Al comenzar a tocar sentía su respiración pausada acariciar mi cuello, lo cual es fatal en mi caso. Repentinamente comencé a equivocarme a lo cual ella me pidió que me detuviese. Con un tono de voz un poco más severo me dijo que el sostén que llevaba puesto era la razón, pues el mismo me quedaba chico, y así no podía estar tocando el piano. Aduciendo que mi prenda íntima me quitaba libertad de movimiento, Elisabeth metió sus manos ...
    ... por delante de mi remera (Este modelo se desabrocha desde adelante) y sin dejar de hablarme me lo desabrochó y me lo quitó arrojando la prenda sobre el diván y apoyando sus manos sobre mis muslos. De más está decir que yo me estaba exitando de verdad. Las dos solas en la casa, la tarde calurosa, la seguridad de que nadie vendría a interrumpir nuestra clase... Todo parecía conjugar. Comencé una vez más a ejecutar y la pieza, pero esta vez me llamó la atención cómo Elisabeth había empezado ya a respirar un poco más agitadamente, Podía percibir claramente el viento de su aliento rozar la base de mi oreja y todo mi cuello. Para ese entonces ya sentía que mi entrepierna estaba un tanto mojada al tiempo que mis pezones parecían estallar. Ella observaba por sobre mi hombro y hoy no tengo dudas de que debe haber disfrutado mucho de semejante espectáculo.Estando las dos en esa situación, ella tomo aún más la iniciativa.-Caramba Maijo, debes estar ovulando pues pareces tener allí dos clavos bajo esa remera dijo casi sin inmutarse.- ¿Acaso no te duelen?. Yo estaba estupefacta por sus preguntas sin que pudiese articular respuesta alguna. Seguía ejecutando mi ejercicio en el piano, al tiempo que sus indiscretas preguntas provocaban en mi varias sensaciones. Ella advirtió esto y continuó su avance.- A ver niña. Tu sigue tocando. No terminó de pronunciar la frase cuando sentí como volvía a introducir sus manos por debajo de mi remera para ponerlas inmediatamente entre mis pezones que estaban ...
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