1. Mi aventura con Viviana


    Fecha: 25/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Esta historia que les voy a contar ocurrió el martes 29 de Mayo en el cumpleaños de mi hermana. Me llamo Alexis, vivo en Corrientes y tengo 18 años. Soy de estatura alta, mido 1,84, morocho y peso 68 Kg., aparte de todo soy algo serio y poco conversador. Como mi hermana (la cual cumplía 34 años) no quería festejar su cumpleaños, fui yo quien decidí junto a mi mamá que lo haga. La verdad es que hasta entonces todo había sido un rollo, pero la situación cambió de forma radical desde que mis padres les convencieron a mi hermana de que lo festeje e invite a todas sus amigas y demás parientes. La fiesta se realizó por la noche. Hacía un día estupendo, no demasiado caluroso. Comenzaron a llegar los invitados. Los primeros fueron Pepe y Concha, amigos desde hace muchos años de mis padres. Él debe tener unos 50 años, pero Concha es más joven o, al menos, lo aparenta. Es morena, con algunos kilos de más, tetas caídas perfectamente bronceadas y piernas largas y sensuales también muy bronceadas. Se acerca a mí y me da un beso en la mejilla. Se le marcan los pezones en el vestido negro que ha traído hoy ( No parece que lleve sujetador). Después de ellos vinieron bastantes parejas más, ninguna demasiado interesante … hasta que llegó SONIA. Sonia es una mujer separada, amiga de mi madre, de unos 45 años. Desde hace años no dejo de hacerme pajas pensando en ella; sólo verla me pone a cien. Es una mujer de estatura media, media melena de color castaño claro, labios gruesos muy sexys ( ...
    ... siempre pintados ) con tetas de tamaño medio pero con pezones que miran hacia arriba, del tamaño de un guisante. Tiene caderas anchas y un culito respingón. Siempre está perfectamente bronceada. Había venido con un traje de una pieza, de color crema, con la espalda al descubierto y anudado al cuello. En cuanto entró en la parcela, no pude dejar de mirarla; estaba para echarle unos cuantos polvos. Después de saludar a las parejas que habían venido, vi como Sonia se acercaba hacia donde yo estaba. Al llegar, me saludó y me dio un beso en la mejilla. Eso me puso aún más caliente. Sólo pensaba en follármela. Hablamos durante unos minutos, pero mi madre vino e interrumpió la conversación. Me dijo que había que ir a casa a coger hielos para las bebidas. Puse cara de enfado, pero no me quedó más remedio que ir y dejar de hablar con Sonia. Entré en casa y me dirigí a la cocina. No podía dejar de pensar en ella. Me empecé a empalmar; me dolía la polla dentro de los vaqueros. Me desabroché los botones del pantalón y empecé a masturbarme, pero me dio corte por si alguien me veía, así que me fui hasta el servicio y me hice una paja tremenda pensando en Sonia en cuestión de segundos, ya que estaba muy caliente. Volví a la cocina para sacar los hielos del congelador. En ese momento, oí detrás de mí unos pasos. Me di la vuelta, y casi me muero del susto; era Sonia. Se acercó a mí y me dijo que mi madre le había mandado a buscarme. Me ayudó a coger todas las bolsas de hielo del congelador. Salí ...
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