1. Móviles -5


    Fecha: 06/04/2018, Categorías: Dominación Autor: perrofiel, Fuente: CuentoRelatos

    ... hinchada y me agarra la cabeza, follándomela hasta que se derrama dentro sin dejar que se derrame ni una gota. Noto cómo alguien pone sus piernas a los lados de las mías y se sienta sobre mi pollita metiéndola en un agüero estrecho y que la presiona haciéndola poner más grande dentro suyo mientras noto una mano que se mueve rápida rozándome la barriga. Acabo adivinando que se está haciendo una paja mientras se folla el culo con mi pollita, inclinándose hacia delante cuando le llega la corrida, susurrando al oído lo puta que soy y lo que haría conmigo. Derrama su leche en mi vientre, se levanta dejándome mi pollita dura, excitada a la vista de quien haya aquí. Alguien estira de la cadenita del colla, tirando de los huevos hacia arriba, estrujados por la cuerda que los une también a mis manos sujetas a la espalda. Intento levantar las caderas, pero las ataduras al asiento de mis piernas lo impiden, por lo que tengo la sensación de que en cualquier momento me quedo sin huevecillos, suelta la cadena de golpe. Respiro aliviado. Oigo menos voces, aunque aún no sé determinar cuántas personas hay. Ahora es un pezón duro lo que entra en mi boca. Lo acojo dulcemente, lamiéndolo al principio succionando después. Lo retira y otro entra entre mis labios que enseguida lo besa y lame entre jadeos femeninos que se intensifican, hasta que subiendo sobre mis rodillas acerca su coño a la boca a la vez que dice "limpia la corrida tan bestia que he tenido, lo que seas". Saco la lengua y lamo la ...
    ... humedad que sale de sus labios. Apretad su pubis contra mi cara y se mueve sin cesar hasta que le llega un nuevo orgasmo. Baja de mis rodillas, estira rápidamente de la cadenita y la suelta. Ya no sé si hay alguien más. La tensión, los nervios, la humillación me tienen inmerso en un estado que me aparta de todo, que aísla mi presencia del habitáculo. Otra polla me llena la boca. - Lubrícala bien para follar el culito que tengo al lado - me dice. Pasados un segundo la saca, unas manos se apoyan en mis hombros y unas embestidas mueven el cuerpo empujando el mío hacia atrás, estirando de nuevo los huevecillos. Una de las manos deja un hombro. Los jadeos, dos masculinos, empiezan a llenar el reservado hasta que se convierten en gritos de placer, estallando juntos, notando la espesa leche que salta al pecho, barriga y sobre mi pollita rebajada a sentir la masculinidad de quien quiera que sea. Las luces se apagan. Las puertas se cierran. La exposición, el uso ha terminado. Al menos de momento. Los sentidos se relajan, vuelven a estar presentes. Me siento mojado, sucio, vejado. Los meados secándose lentamente en mi cuerpo que queda impregnado por el desagradable olor que inunda mi olfato. La leche, aunque tardará más, dejará sus rastros también en mi cuerpo, con cuajarones pegajosos entre el mono y la sucia piel. Pienso que en lo que queda de día, aunque alguien abra el reservado, se echará atrás cuando note el fuerte olor que debe estar llenándolo y vea esta guarra figura que espera ...