1. Móviles -5


    Fecha: 06/04/2018, Categorías: Dominación Autor: perrofiel, Fuente: CuentoRelatos

    ... collar y la une a los huevecillos, tirando de ellos hacia arriba. Coge la pollita aún húmeda de ella y de los restos de mi leche, empieza a pajearla. Flácida como está, le cabe sobradamente en una mano. Saca el capullito y lo roza con sus dedos hasta que pone un poco dura. Sigue con la paja hasta que ve que empieza a tomar vida, la sacude hacia los lados y la suelta de golpe, dejándola que de sola los últimos movimientos. Apaga la luz, cierra la puerta y sale de los aseos cerrando la puerta tras de sí. Me siento raro, algo difícil de describir. Mi compañera, Laura, manejando mi cuerpo sin más. Apareciese y desaparece como casi una exhalación. He pasado de ser su jefe a ser algo que puede manejar según convenga. Algo que, a merced de Usted, puede humillar y dejar en la más vergonzosa de las situaciones. Es evidente que ya nada va a ser como era, que el uso y las condiciones de mi sumisión ya son contantes, una rutina con la que voy a convivir. Mi Ama toma cuanto le pertenece, lo maneja y lo modela de forma que sea una entrega permanente a Sus deseos, a Su dominio. Es una forma constante vivir la humillación, en la humillación como forma de ser, de entrega y posesión para cuanto le complazca en el momento y lugar que quiera. El pasillo empieza a estar concurrido. Las voces, las risas, las conversaciones lo llenan. Abro los ojos debajo de la corbata, consciente de que no voy a ver nada. Temo que empiece a entrar gente. Aunque ya no debería temerlo. Debe ser la hora de la ...
    ... comida. Vuelvo a sentir temor. Aunque acompañado de un ansia de servilismo que ha ido creciendo en mi sin percibirlo. Temo la entrada de varias personas para hacer uso de los aseos por diferentes motivos. Que se abra mi reservado a la vez que más personas van entrando y me vean aquí atado, de puta, sin poderme mover. Temo que uno, una tras otra vean perplejos lo que hay en el reservado de los hombres, mientras van entrando unos y otras, sucediéndose entre unos y otras, observando lo que queda a simple vista con tan solo entrar en los lavabos. Dejo de hacer volar la imaginación y me quedo a la espera de los acontecimientos, que no se hacen esperar. Poco a poco los aseos van llenándose de voces, alguna que otra vez se oye la puerta del reservados de chicas, el agua correr por el inodoro, comentarios de asombro, algunos soeces, guarros en alusión a distracción del momento, a mi condición de marica atado con la libertad de hacer lo que quieran en el anonimato por tener los ojos tapados. Chorros de líquido tibio van empapándome el pubis, alguno desde el cuello para que la orina se deslice por rodilla el cuerpo y caiga dejando un reguero hasta el fondo del inodoro. Pollas que entran en mi boca sobre todo para que las deje limpias, como excusa, ya que son todas las que van creciendo invadiendo la cavidad con su dureza y que retiran pronto, imagino que por la vergüenza de mostrar su excitación ante el hombre puta que se muestra ante los demás. Alguno, más osado, la mete hasta el fondo ya ...
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