1. Sueño de una noche de verano


    Fecha: 09/04/2018, Categorías: Sexo con Maduras Primera Vez Tabú Autor: Femmefatale969, Fuente: xHamster

    ... manos permanecieron acariciando mis tetas mientras su boca buscaba más abajo, mi vientre, mi ombligo, mi … Su lengua empezó a recrearse con mi coño, muy, muy despacio. No hay mañana para quien lo tiene hoy todo. Subí las piernas a la cama, él me agarró de las caderas, subió un poco mi culo y siguió lamiendo despacio, recorriendo todos los rincones de mi ser más íntimo. Empecé a jadear un poco, me gustaba, me gustaba mucho, sentía pequeñas oleadas de placer, vibraciones eléctricas que acompañaban cada movimiento de su lengua.“Sí, sí, sigue, sigue, no te pares ahora” le pedí casi a gritos. Los orgasmos empezaban a llegar. Él, como ajeno a todo, seguía surcando mi intimidad, abriendo en canal mi ser entero. Fue entonces cuando noté su polla entrando en mí, como todo, muy despacio, muy despacio, recreándose en cada sensación y cada estímulo. Era yo la que con ansia le pedía más y más. Me cogió las piernas, las puso sobre sus hombros, y un mar de sensaciones llegó hasta mí. Su polla, dura y fuerte, como todo su ser, entraba y salía con agilidad, pero sin ansia, su penetración, profunda, parecía tocar el fondo de mis entrañas. Me corrí una vez, y creo que dos, notaba sus huevos golpeándome con cada ...
    ... embestida.Sin mediar palabra se tumbó en la cama, y casi en volandas me puso encima de él, su polla me volvió a taladrar, pero ahora era yo quien mandaba, yo llevaba las riendas. Empecé a moverme, cabalgando sobre él como una amazona que no tiene horizonte, mis movimientos le agitaban más y más, el movimiento de mis tetas delante de sus ojos, mi mano acariciando sus huevos y mis palabras, “quiero follarte, follarte y que te corras dentro de mí, que te corras como nunca lo has hecho”, hacían que él poco a poco se empezase a mover también con ansia a****l, con ganas de hombre en celo que busca su hembra. Me sentía libre, ligera, como si mi cuerpo y mi alma fuesen uno.Grité, gritó.Un chorro cálido inundó mi interior, otro, y aún otro más. Creo que perdí la consciencia tumbada sobre su pecho, sintiendo las caricias de sus dedos en mi espalda y sus palabras cálidas en mis oídos.Cuando me desperté, no estaba allí. Me levanté, fui a buscarlo a la habitación de Juan. Nada. El comedor, la cocina, el baño. Nada. Ni un solo indicio de que lo que me decía mi memoria hubiese sido real. Nada.Fue entonces cuando vi la nota en la mesilla.“Te espero cuando miremos al cielo de noche: tu aquí yo allí”Mario Benedetti 
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