1. Tormenta de verano (2ª parte)


    Fecha: 11/04/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: amanuense, Fuente: xHamster

    ... maravilla de mujer, al menos en lo físico, pero era mucho más. Era la madre de mi mejor amigo, era quien, en la soledad de una noche de verano, me confesara sus sueños más húmedos, era una mujer madura que desde lo alto de sus cuarenta y tantos años contemplaba y disfrutaba a la vez de mi inexperiencia y de la juventud de mi cuerpo.Tras una serie de idas y venidas por su sexo, mi polla escapó de su coño. A tientas con la mano traté de devolverla a su sitio. Sentí una obstrucción y una dificultad que antes no encontraba, y al mirar, comprobé que estaba apuntando a su estrecho ano. De pronto la idea me pareció atractiva. Coloqué mi polla a la entrada, y pregunté: ¿Puedo?- Ya sabes que por ahí no… y menos con semejante cipote… pero me ha encantado que me lo pidieras- contestó girando la cabeza para mirarme. Resignado me cercioré de apuntar esta vez sí al agujero indicado, y su cuerpo respondió estremeciéndose. Inma echaba su cuerpo hacia atrás, yo la agarraba por las caderas y no dejaba ni un momento de embestir, y en el chocar de sus nalgas con mi vientre nacía una explosión de agua que la ducha seguía derrochando ajena a la sequía que anunciaban los telediarios. Una tanda más y los chapoteos que provocaban nuestros cuerpos moviéndose invadieron sus entrañas. Sentí su orgasmo, las convulsiones de su vagina, sus flujos bañando mi polla.Se la saqué, giré su cuerpo e Inma entendió que sus sueños eran más reales que nunca. Se agachó en unos instantes que a mi enrojecida polla se ...
    ... le hicieron eternos, hasta que su boca la cazó al vuelo. Sentía que se me partía cuando la voluntad de sus cabeceos contrastaba con la dura física de mi rabo. Su boca mecía mi polla, su lengua me servía de lecho. Coloqué mis manos sobre su nuca, presionando pero sin obligarla a tragársela entera, y viendo como el agua caía sobre su cabeza, le obligaba a cerrar los ojos, dejé que mi polla explotara llenando de leche su garganta. Ella la escupió mezclada con saliva y con agua, formando unos grumos que se pegaban a nuestra piel y que nos obligaron a lavarnos de nuevo.Desnuda, Inma secaba su piel dejándose abrazar por la blancura de la toalla. Un par de pasos por detrás yo la imitaba. Veía su media melena con canas diseminadas, su encorvada espalda, sus nalgas caídas y me parecía la mujer más bella del mundo.- ¿Inma?- rompí el silencio.- Dime- dijo girándose.- ¿Tu crees que esto se volverá a repetir?- pregunté.- Los dos sabemos que es mejor que esto se quede aquí- respondió. En la sequedad de su respuesta había sin embargo matices de dulzura, un rastro de agradecimiento que era mutuo.- Entonces vamos a hacerlo bien- repuse. Mis manos rodearon su cuerpo, ella rió sorprendida, la atraje contra mi pecho desnudo, ladeé mi cabeza y abrazando sus nalgas nos fundimos en un profundo beso en el que intercambiamos bastante más que saliva. Una pausa, una mirada y un silencio, y nuestras bocas de nuevo se lanzaron la una contra la otra. La aupé en el aire. Sus brazos rodearon mi cuello, sus ...
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