1. Tormenta de verano (2ª parte)


    Fecha: 11/04/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: amanuense, Fuente: xHamster

    Apenas dormí en toda la noche. El estado alterado de mis hormonas tras ese ser y no ser aceleraba el ritmo de mi corazón. El simple roce de la ropa sobre una polla que la mamada de Inma había dejado al borde del orgasmo y que no quería volver a su estado normal, me provocaba una mezcla de dolor y placer que me hacía apretar los dientes para evitar correrme de tan ridícula manera. Mirando el techo con los ojos abiertos como platos fueron pasando las horas, pensando, lamentando haber dado por finalizado su sueño por un ruido que, a fin de cuentas, seguramente no era sino un último trueno estertor de la tormenta. Con el alba y las primeras luces del día, el mundo parecía volver a la vida. En mi duermevela sentía movimiento a mi alrededor, pasos, ruidos de tareas cotidianas, voces bajas que no quieren despertar. No me atrevía a abrir los ojos. Me encontrase a quien me encontrase al abrirlos, no hubiese sabido como reaccionar. Casi deseaba que aquello no hubiese sido real, sino producto de un sueño alterado por la tormenta de la víspera que hoy parecía tan lejana. Pero no, no habían sido mis sueños, sino los suyos. Una mano sacudiendo mi hombro me sobresaltó. Más aún al comprobar que era Pedro padre quien me despertaba. Dijo algo que mi cerebro a medio rendimiento fue incapaz de procesar. Pero lo hizo con una sonrisa, algo que me tranquilizó. Cuando terminé de vestirme y volví a la cocina, todos, incluida Inma, parecían sumergidos en su mundo. Ellos, sentados el uno frente al ...
    ... otro tenían la vista hundida en sus respectivas tazas, y todo su movimiento eran unos gestos mecánicos para llevar la tostada a la boca. Miré a Inma, buscando que nuestras miradas se cruzaran, queriendo encontrar una sonrisa, un guiño furtivo, algo que recordara lo que había sucedido horas antes en esa misma cocina. Pero nada. Preparaba más café de espaldas a mí. Llevaba puesta una bata tan alejada de aquel sugerente camisón… Apenas si dejaba a la vista un trozo de su piel entre el tobillo y la pantorrilla. Llenó mi taza, le di las gracias y sin cruzar mi mirada se sentó junto a su marido. La miré de nuevo, buscando bajo esa bata la forma de esos pechos que mis manos habían recorrido. Cuando observó que la miraba, cerró aún más su bata, y a mí no me quedó más remedio que bajar mi vista hacia la taza como hacían los demás.¿Dónde quedaban sus sonrisas, sus halagos, esa manera tan escandalosamente deliciosa de asirme la polla? Me parecía inconcebible. No pedía que le temblaran las piernas, como me sucedía a mí tan sólo con recordar lo que sucedió la noche anterior, pero… Permanecía inalterable frente a mí. Con su bata perfectamente cerrada, los brazos cruzados y una mano en el cuello. Sabía que ya nada volvería a ser igual con ella, ni siquiera sería igual con mi amigo. Por eso, mientras Pedro y yo esperábamos a su padre, y mientras nos despedíamos, trataba de encontrar en el rostro de Inma algún atisbo de la complicidad que teníamos horas antes. Pero nada.- Adiós Carlos, vuelve ...
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