1. Tormenta de verano (2ª parte)


    Fecha: 11/04/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: amanuense, Fuente: xHamster

    ... cuando quieras- dijo avanzando hacia mí. – Te espero en cinco minutos- añadió susurrando a mi oído al inclinarse para darme lo que parecía un casto beso en la mejilla. No lo podía creer. Me dio un vuelco el cuerpo, el corazón me latía desbocado. Una vez más lo había conseguido, había hecho saltar por los aires todo mi aplomo con tan sólo unas pocas palabras. Aquella mujer, con su aspecto de coche familiar, escondía en realidad un súper deportivo capaz de llevarte de cero a cien en escasos segundos. Me costó reaccionar. Pedro tuvo que darme un pequeño empujón para invitarme a salir. El cómodo viaje en el ascensor junto a él y su padre fue para mí una jornada en el parque de atracciones. Mi corazón acelerado se me movía como si estuviese en una montaña rusa. No me atrevía siquiera a mirarles a la cara. Igual que no había podido mirar a Inma después de que pronunciara esas palabras. ¿De verdad iba a volver? Claro que iba a volver. Lo pedía mi polla, mi corazón y todo mi cuerpo. Ahora sólo tenía que rezar porque mi cerebro encontrara la manera de librarme de la invitación que, sin duda, me haría el padre de mi amigo para acercarme hasta casa.- No os preocupéis, ya cojo el autobús, que vosotros tenéis que ir en otra dirección y no quiero que lleguéis tarde por mi culpa- les dije cuando me lo propusieron y repropusieron. Les di las gracias cuando pararon el coche delante de la parada del autobús que yo hacía ademán de esperar. Afortunadamente me hicieron caso y siguieron su ...
    ... camino antes de que ningún autocar parara y yo tuviera que encontrar una excusa por no haberme montado. En cuanto el semáforo en verde les permitió acelerar y desaparecieron de mi vista, desaparecí también yo de la parada. Las pulsaciones seguían aceleradas, al igual que la respiración. Llegué al portal, llamé al timbre, y sin preguntar Inma abrió la puerta. No había ningún ascensor en el bajo, así que opté por subir las escaleras a pie, tal vez así encontrara justificación a lo alterado de mi estado.Devoré los escalones de tres en tres, y batiendo los mejores registros llegué a la puerta del octavo piso. Golpeé con los nudillos. La puerta se abrió y allí estaba Inma, con su bata y su misma cara de aquí no ha pasado nada. ¿Y si sólo quería aclarar lo sucedido? Me había hecho unas ilusiones que tal vez no fueran a cumplirse. Cerré la puerta, Inma se giró, caminando ofreciéndome su espalda, con toda la naturalidad del mundo, dijo: Iba a ducharme, ¿quieres ducharte conmigo?- al tiempo que dejaba caer suavemente la bata que la cubría y yo comprobaba que, bajo ella, estaba completamente desnuda.Cuando logré superar la impresión y viéndola partir, reaccioné. La camiseta y las zapatillas primero, luego los pantalones y por último el calzoncillo y los calcetines dejaron rastro de mi búsqueda de su espalda. Llegué al cuarto de baño siguiendo su estela. Al sentir mi presencia se giró ofreciéndome una vista frontal de su desnudo cuerpo. Mis ojos recorrieron su cara, bajaron por su torso, ...
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