1. La amorosa hija (Parte 2)


    Fecha: 13/04/2018, Categorías: Incesto Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos

    ... tienes!”, reiteró. “A partir de hoy te recuperas porque… te recuperas”, continuó Anne. Tomás se incorporó un poco. Anne limpió sus manos y las manchas de semen en el asiento. “Nada me dará más gusto”, contestó Tomás con voz distinta, relajada, a la sugerencia de su hija. “¿Qué tal mañana?”, propuso él. “Mañana nos vamos a Guadalajara a visitar a mi suegrita, ¿te acuerdas?”, dijo Anne. “Pero te doy cinco días para reponerte”, agregó con sensual tono. “Yo me haré cargo de ti y tus urgencias”. Como por arte de magia, Tomás dejó a un lado el estado de ánimo que lo había caracterizado por meses. Se notaba en su cara y hasta en su tono de voz. También en Anne se notaba otro estado de ánimo, como quien hace una buena obra. Se puso de pie sin esfuerzo alguno a pesar del vencido asiento. Se abrazaron y se dieron un breve beso más en la boca de despedida. ************************** Mientras manejaba a casa de su padre aquella otoñal y fresca mañana al regresar del viaje, Anne sintió su vagina humedecerse. Estaba excitada y algo desubicada. Se preguntaba que seguiría con su nuevo novio. Ni siquiera lo llamó por teléfono como acostumbraba. Era sábado. Su marido e hijos no se levantarían temprano ni les extrañaría que mamá no estuviera en casa, ya que era su costumbre visitar a papi temprano todos los días, excepto los domingos cuando él iba a su casa. Se había puesto un atuendo deportivo azul, algo holgado. Soy la amante de papi, pensaba una y otra vez. Don Tomás sabía que su hija ...
    ... llegaría en cualquier momento. Ambos eran madrugadores. Tomás se llenó de emoción y deseo al ver la mini-van de su hija estacionarse frente a su casa, por la ventana de su estudio. La vio bajarse y escuchó la puerta abrirse y el habitual “buenos días, papi”. Cuando Anne entró al cuarto, Tomás se encontraba en su escritorio, dándole la espalda. “Hola guapo”, escuchó don Tomás la voz de su bella hija con sensual entonación. El siguió en silencio y de espaldas, como ignorándola o esperando para darle una sorpresa. Anne sabía que seguía un momento muy, muy especial, sin mucho preámbulo ni bienvenida, aunque también temía que papi la hubiera pensado bien y reprobara lo que ocurrió días atrás, sintiéndose algo temerosa y desconcertada por su silencio. Cuando Anne comenzó a caminar hacia él, don Tomás giró su silla y la saludó con su enorme pene de fuera, erecto al máximo y en la mano, dejándola ver como se erguía aquel obscuro tronco de su velludo estómago. Anne se detuvo y retrocedió, tal vez sorprendida o quizá solo para observar la belleza de la masculinidad de su propio padre, pero si él estaba en plan de ataque, ella respondería en consecuencia. Iba preparada: no llevaba ropa interior. De un rápido movimiento, Anne se desprendió de la sudadera, quedando desnuda de la cintura para arriba. Don Tomás quedó perplejo al observar los bellos y blancos senos de su hija mayor de nuevo, completamente al natural esta vez. Se puso de pie. Su tremenda erección atrajo la mirada de Anne, quien sin ...
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