El amor de mi esclava
Fecha: 28/04/2018,
Categorías:
Dominación
BDSM
Autor: charlygaucho, Fuente: CuentoRelatos
... presenciado en silencio nuestra conversación. - Ya que vamos a ser vecinos, prefiero que vayamos nosotros, le respondí. - Vamos, me dijo. Salimos de la oficina, cruzamos frente al escritorio de Rosa y encaramos la puerta que se encontraba enfrente de nosotros. Jorge, luego de golpear, la abrió y entramos en la oficina. Tres escritorios estaban dentro de ella, todos ocupados. El primero por una mujer de un poco menos de cincuenta años, que no llamaba la atención. En el último se sentaba otra mujer de casi sesenta años, que se notaba que había sido bastante hermosa en su juventud, que levantó la cabeza y nos dirigió una mirada interrogativa que parecía decir ¿qué hacen ustedes acá? En el escritorio del medio se ubicaba una mujer joven, que mediaba la veintena, si bien no era nada extraordinaria, poseía un cierto dejo de belleza que parecía surgir de su interior más profundo. Al levantar la vista, observé unos hermosos ojos de color marrón grisáceo que emitían una de las miradas más profundamente tristes que recordara que me hubieran dirigido alguna vez. Rápidamente bajó la cabeza y continuó con su trabajo. - Carlos, ella es Jorgelina, nuestra Jefa de Personal, me dijo Jorge dirigiéndose a la mujer que se encontraba en el escritorio del fondo. - Mucho gusto, le dije, abandonando con mi mirada a la joven de ojos tristes y observando a la destinataria de nuestra conversación. - El gusto es mío, dijo ella. - Jorgelina, Carlos es nuestro nuevo auditor jurídico. Me comprometí a ...
... facilitarle un administrativo de apoyo que va a trabajar con él y sus ayudantes junto a Marcelo, el encargado de juicios. Él va a elegir a su asistente. Por favor, facilitale todos los elementos que necesite para que pueda elegirlo. - De acuerdo. Girando la cabeza, observé a la empleada de ojos tristes que nos estaba mirando. Al advertir mi mirada, esbozó una sonrisa, bajó la cabeza y siguió con su tarea. - En un rato hablamos, le dije a Jorgelina, volviendo a mirarla. - Estoy a su disposición doctor, me contestó. Salimos de la oficina, nos dirigimos nuevamente a la mía, ingresamos y miré a Jorge. - La de ojos tristes. - ¿Qué?, me contestó. - Que la empleada que quiero es la chica esa de personal que estaba entre Jorgelina y la otra que está cerca la entrada. - ¿No podés buscar otra? En personal son sólo tres y va a ser difícil poder sacarla. Además no sabe nada de juicios. - En la compañía, salvo Marcelo, nadie sabe nada de los juicios. Jorge, yo acepté ayudarte, vos tenés que cumplir tu palabra. Me dijiste que yo elegía y ya elegí. Jorge tomó el teléfono, llamo a Jorgelina y le pidió que se presentase. - Carlos eligió a Claudia, tu empleada. - Pero… sólo somos tres, no puedo prescindir de ella… - Jorgelina, la decisión está tomada, buscá un reemplazo, el que quieras, de adentro o tomamos a alguien nuevo, pero Claudia viene para acá. Traé su legajo, por favor. - Bien, como usted diga. ¿Le aviso? - Por favor… Jorgelina salió de la oficina y pocos instantes después se escucharon ...