1. Enséñamelo todo


    Fecha: 02/05/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Enséñamelo todo ¡Dos meses sin sexo!, me decía mientras me miraba en el espejo. Aquel día llevaba un ceñido pantalón vaquero que me hacía un culo perfecto y una camiseta blanca de tirantes en la que abultaban mis tetas, naturales y todavía erguidas, para lo que suele ser razonable a los 35 años. ¡Que desperdicio!, pensé. Eran las ocho de una tarde de primavera, más o menos monótona, y me disponía a vivir otro ritual masturbatorio, la única salida a ese calentón que me ahogaba de cuando en cuando. En un disimulado lugar de la cómoda guardaba una vieja adquisición que, ironías de la vida, se había convertido en mi más fiel amante en el último año, justo el tiempo que llevaba separada. En ese periodo sólo había vivido un par de aventuras esporádicas no demasiado satisfactorias, así que me compre por catalogo a mi "amiguito" de 22 cms. Allí estaba dispuesto como siempre a darme placer. Pensé que sí pudiera hablar y contar la cantidad de veces que ha entrado y salido de mi y dar detalles de cada agujero de mi cuerpo... Me quité la camiseta y me eché sobre la cama. Siempre me gustaba empezar rozando mis pezones con el vibrador. Pongo la punta sobre ellos y lo muevo circularmente hasta que se me erizan. Me gusta ver como crecen. Después, me desabrocho el pantalón y dejo asomar mis bragas imaginando que poco después esa cosita que hay en mis manos entrará hasta el fondo de mi coño y me empapará de placer. En esas, levanto mi culo para bajarme el pantalón... y de repente suena el ...
    ... timbre. Mi hijo me había dicho que volvería de madrugada y yo no esperaba a nadie. Maldiciendo mi suerte deje la cama de un salto, me abroche el pantalón y me puse la camiseta. Deje a mi amiguito en la almohada y me dispuse a abrir la puerta con el afán de mandar a freír espárragos a quien me había dejado con la faena a medias. Abrí la puerta y ante mí apareció un chaval de unos 18 años. Era alto delgado moreno con un punto de tristeza en los ojos. Pensé que cuando terminará de formarse sería un pedazo de tío. - ¿Qué quieres?, le dije con un punto de mala leche. Conociendo a mi hijo me extrañaba que sacrificara su fiesta por un trabajo escolar. Estará madurando, pensé. - ¿Quieres algo?, ¿Cerveza, cola...? Mientras me hablaba no pudo evitar llevar su mirada a mis tetas. Vaya, me dije, alguien que reconoce de inmediato donde está lo bueno. Le dejé en el salón y me fui a la cocina. Allí estaba el móvil. Lo cogí para avisar a Juan cuando me di cuenta de que había un mensaje. "Mama. Había quedado con un amigo para preparar un trabajo, dile que lo haremos mañana. Estoy con una chica de impresión". Que golfo y que jeta tiene. Vi desde la puerta de la cocina a Berto y recordé su mirada a mis tetas y los dos meses sin sexo, y el vibrador abandonado a punto de darme placer... y lo que me gustaría que ese chaval me echara un polvo y me dejara nueva. Soy una zorra pensé, pero se me ha olvidado ver el móvil y, por supuesto, comprobar los mensajes. Fui a su lado... Mis ojos se fueron a su ...
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