1. El lechero 5


    Fecha: 24/09/2017, Categorías: Gays Autor: roy93h, Fuente: SexoSinTabues

    ... lo que había hecho el día anterior, sentía las caricias y los besos que me daba, además de notar otra vez su verga entre mis nalgas. - ¡Ahora sí, bien descansadito, te tengo todo para mí! – me dijo, mientras me mordía suavemente un hombro, haciéndome erizar todo, cosa que él notó, y dijo: - ¡Cómo te gusta esto! ¡Sos un putito bien caliente, se nota! - ¡Es cierto! – le contesté. ¡Me encanta hacer el amor, sentirla bien adentro, que me entra y me sale y sentir cómo se acaban en el fondo de mi culo, y más cuando el macho es así como vos…con una verga bien grande! Llevé una de mis manos hacia abajo, y se la agarré con fuerzas. Era enorme también. - ¿Me tocan todas las vergas enormes a mí? – me pregunté. Se la recorrí desde la punta hasta el tronco…era larga y gruesa como mi antebrazo…parecía que no se terminaba más… ¡Quiero verla! – le dije, bajándome de su falda. - ¡No, mi chiquito!. La vas a ver un ratito antes de que te la vaya a poner – me dijo. - ¡Dale, mostrámela! – le dije, agarrándosela otra vez. - ¡No hay apuro! – me dijo – Tenemos mucho rato para nosotros dos. Me gusta hacer estas cosas despacio. ¡Vení a sentarte acá de nuevo! me pidió, tomándome de la cintura. - ¡Está bien!. le contesté haciéndome el enojado. Me senté y me siguió acariciando y besando un largo rato. Cada vez me hacía calentar más, pero no me aflojaba nada…se estaba haciendo desear. Creo ahora, que esa es la habilidad de los veteranos para hacértelo desear cada vez más… Me tenía en un salto. - ¿Querés ...
    ... andar a caballo? – me preguntó de pronto. - Allá en el fondo del campo hay un arroyo. ¿Qué te parece si vamos hasta allá a darnos un baño? - ¡Pero no sé andar a caballo! – le dije. - No es nada; vamos los dos en el mismo caballo – contestó. - ¡Bueno, vamos entonces!. - Voy a ensillar uno que hay ahí y salimos para el arroyo. Ponete algún pantaloncito que tengas y nos vamos. Fui hasta donde tenía mi ropa, y me puse un pequeño pantalón, que me quedaba bien ajustado, haciendo saltar mi cola redonda y llena para atrás. Cuando me vio, dio un silbido de admiración. - ¡Qué colita linda que tenés, nene! – dijo, palmeándome suavemente. Me tomó de la cintura, besó mi boca con fuerzas, y levantándome en peso, me puso encima del caballo. – Correte para adelante, que ahora voy a subir yo. Cuando se subió me apretó contra su cuerpo con una mano, mientras con la otra dirigía el caballo. Pronto estuvimos cabalgando en el campo. Con el trote del animal, sentía su duro pedazo contra mis nalgas, cosa que me ponía cada vez más caliente, y hacía que me apretara más contra su bulto. Acariciaba mis piernas, mi cintura y mi estómago, mientras me daba besos cada vez que podía. Al cabo de un rato, llegamos al monte del arroyo. Se bajó y tomándome entre sus brazos, me bajó hacia él, besando mi boca nuevamente. Después de un rato de estar así, me invitó a entrar al agua. Bajé mis pequeños pantalones mientras no me sacaba los ojos de encima, y así, desnudito, le dije: - ¡Ahora sí me la vas a tener que ...