1. El facilitador- Historia de Ana y Andrés I. Bisexual


    Fecha: 25/05/2018, Categorías: Dominación Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... radicaba justamente en eso, en ser humillado, solo que para él no era tan claro como para quienes lo percibimos. Hablé con Don Esteban apenas llegué a mi oficina para comunicarle que mi trabajo ya estaba concluido. Para decirlo en otra forma, Agustín, ya estaba entrenado como él lo había solicitado. Básicamente, me dedico a eso. A satisfacer al cliente en sus necesidades más básicas y complejas. Hace años facilito desde lo sexual la vida de acaudalados y acaudaladas sin juzgarlos, solo cobrándoles carísimo por mis servicios. Don Esteban, es un cliente que lo conocí por amigos en común, estaba interesado que el muchacho ya esté listo para satisfacer a su mujer y a él, sin tener que pasar por ningún entrenamiento. No les parecía divertido eso, lo necesitaban utilitario a sus necesidades. Y mi trabajo con Agustín fue precisamente ese, dejarlo dócil para el. Como en todo buen negocio, la veta comercial apareció ocasionalmente, hace unos diez años, cuando comenzaba a sentirme grande para seguir siendo un muchacho de pago, un cliente me pidió que desvirgara a su futura novia. Algo que me pareció rarísimo, pero considerando el dinero que me ofrecía acepté. Y cuando me quise dar cuenta, ya había instalado mi negocio en un barrio coqueto, bajo la apariencia de una consultora moderna. El circuito del entretenimiento para personas adineradas, suele tener diferentes dimensiones vinculadas. Donde ellos creen tener el poder que les da el dinero, pero no suelen tener ni la astucia ni la ...
    ... capacidad de satisfacer sus necesidades. En ese andar es donde entro yo y algunas personas más. Es obvio que no se trata solo de relaciones públicas. Se trata de dejar conforme al cliente, porque ese cliente va a volver por más sin preocuparse demasiado en el dinero a desembolsar. Esta vez, Don Esteban y su esposa harían un cambio. Al parecer querían variar de gustos y me entregarían a la primera sumisa que les conseguí, y yo les entregaría a Agustín. La sumisa se llamaba Ana, no la veía desde una orgía tiempo atrás donde la esposa de Don Esteban la paseó por entre los invitados en cuatro patas, desnuda y ofrecida para todo aquel que quiera poseerla. Ana era bella cuando se las entregué, se la veía más bella cuando en cuatro patas se metía mi miembro entero en la boca ahogándose con todo lo que pudiera abarcar y luego se retiraba para mirarme y toser con sus ojitos llorosos. Pero había cumplido su ciclo. Agustín fue recibido en la casa con alegría, Don Esteban tuvo que levantarle el mentón para que el muchacho lo mirara y esa sumisión lo llenaba de satisfacción. Ana se fue conmigo hasta la oficina con un bolso donde cabía su vida de tres años en la casa. Allí hablamos primero de negocios, aunque Ana ya se había apartado de ese tipo de frivolidades, se mantenía sumisa, delicada y sobretodo entregada. Le expliqué el monto que aún tenía de su divorcio, el porcentaje que me correspondía en la venta y me detuve a mirarla, solita en el sillón con las piernas un poco abiertas, la ...